miércoles, 24 de diciembre de 2014

FELIZ NAVIDAD PERONISTA



Las PASO en la Ciudad; una oportunidad para que florezcan mil flores

“…el derecho a pensar, el derecho a aprender, el derecho a disentir, el derecho a tener posiciones acertadas o equivocadas Dios me valga que florezcan mil flores porque florece la democracia y florecen pibes que se van formando en la construcción”

Néstor Kirchner, 10 de septiembre de 2010 Acto en La Boca – GESTAR

Finalmente a Mauricio Macri se le dio por cumplir con la ley y convocó a elecciones para elegir Jefe de Gobierno, Legisladores y Comuneros para el día 5 de julio y a Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias para el 26 de abril próximos pasados.
Más allá de especulaciones varias alrededor de la fecha de las elecciones, el análisis debe centrarse en la necesidad de debatir el modelo de Ciudad que queremos y la fuerza política que necesitamos para construir un nuevo modelo de Ciudad que no expulse a sus hijos, que sea inclusiva y que no se endeude groseramente en dólares y a tasas sumamente inconvenientes, sólo en beneficio de los contratistas del Estado.
No cabe duda que el desdoblamiento de las elecciones representa una excelente oportunidad para poner en el centro del debate a la Ciudad, una oportunidad para debatir los problemas de cada barrio, de cada Comuna y de cuál va a ser el rol de nuestros representantes comunales (ver:"Ser Comunera en tiempos del macrismo"). Estamos, en síntesis, en la víspera de un momento que debemos aprovechar para debatir, para tocar todos los temas que debemos tocar (internos y externos) terminando con las agresiones para debatir con la altura que nuestros vecinos y vecinas se merecen.
Un día nos dijo “que florezcan mil flores” y ese día Néstor Kirchner nos mostró un camino… Además diseño una normativa que nos dio una herramienta institucional para que esas “mil flores florezcan”, las PASO. Una ingeniería electoral que prevé debatir hacia adentro de la propia fuerza política de cara a cada uno de los ciudadanos y ciudadanas.
Hay un legado que nos dejó Néstor Kirchner y que nos obliga a no hacernos los distraídos. Fue en el Congreso Provincial del Partido Justicialista de Santa Cruz allá por el lejano año 1989 que Néstor sostenía “Hagamos un acto de conciencia y dejemos las pequeñas rencillas para discutir las grandes cosas que el Peronismo está necesitando y no el acuerdo cupular que después son denunciados por los mismos que lo firman”. Pese a ello, con el mismo mecanismo que nosotros mismos hemos demonizado, los medios de comunicación nos muestran distintos acuerdos en los que se habla de “listas únicas” o candidatos puestos.
No son esas las cosas que necesitamos para disputar seriamente el poder en la Ciudad de Buenos Aires, sino todo lo contrario. Necesitamos movilizar al Frente para la Victoria desde los barrios, desde las Comunas para ir “creciendo desde el pie” como decía el poeta. Desde la centralidad del debate de lo que resulta imperioso en cada barrio, en cada Comuna para luego debatir sobre el modelo de Ciudad que queremos es el camino para comenzar a constituirnos definitivamente en la fuerza política que quiere gobernar nuestra Buenos Aires.
Si optamos por el atajo de supuestos consensos nos vamos a quedar en el camino y no podremos, siquiera, pensar en construir la alternativa nacional, popular, democrática que la Ciudad necesita.

lunes, 27 de octubre de 2014

RELEYENDO A NÉSTOR KIRCHNER A CUATRO AÑOS DEL 27/10/2010


Señores jefes de Estado; su Alteza Real; señores jefes de Gobierno; señores representantes de gobiernos extranjeros; señores invitados especiales que nos honran con sus presencias en este lugar; señores miembros del Congreso reunidos en Asamblea; ciudadanas y ciudadanos presentes; querido pueblo argentino: en este acto, que en los términos del artículo 93 de la Constitución de la Nación tiene por finalidad la toma de posesión del cargo de Presidente de la Nación Argentina para el que he sido electo, creo que es necesario poder compartir con ustedes algunas reflexiones expresando los objetivos de gobierno y los ejes directrices de gestión para que el conjunto de la sociedad argentina sepa hacia donde vamos y cada uno pueda, a su vez, aportar su colaboración para la obtención de los fines que los argentinos deberemos imponernos por encima de cualquier divisa partidaria.
Es que nos planteamos construir prácticas colectivas de cooperación que superen los discursos individuales de oposición. En los países civilizados con democracias de fuerte intensidad, los adversarios discuten y disienten cooperando. Por eso los convocamos a inventar el futuro.
Venimos desde el Sur del mundo y queremos fijar, junto a ustedes, los argentinos, prioridades nacionales y construir políticas de Estado a largo plazo para de esa manera crear futuro y generar tranquilidad. Sabemos adonde vamos y sabemos adonde no queremos ir o volver. 
El 27 de abril, las ciudadanas y los ciudadanos de nuestra patria, en ejercicio de la soberanía popular, se decidieron por el avance decidido hacia lo nuevo, dar vuelta una página de la historia. No ha sido mérito de uno o varios dirigentes, ha sido, ante todo, una decisión consciente y colectiva de la ciudadanía argentina.
El pueblo ha marcado una fuerte opción por el futuro y el cambio. En el nivel de participación de aquella jornada se advierte que pensando diferente y respetando las diversidades, la inmensa y absoluta mayoría de los argentinos queremos lo mismo aunque pensemos distinto.
No es necesario hacer un detallado repaso de nuestros males para saber que nuestro pasado está pleno de fracasos, dolor, enfrentamientos, energías mal gastadas en luchas estériles, al punto de enfrentar seriamente a los dirigentes con sus representados, al punto de enfrentar seriamente a los argentinos entre sí.
En esas condiciones, debe quedarnos absolutamente claro que en la República Argentina, para poder tener futuro y no repetir nuestro pasado, necesitamos enfrentar con plenitud el desafío del cambio.
Por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política, ésta es la oportunidad de la transformación, del cambio cultural y moral que demanda la hora. Cambio es el nombre del futuro.
No debemos ni podemos conformarnos los argentinos con haber elegido un nuevo gobierno. No debe la dirigencia política agotar su programa en la obtención de un triunfo electoral sino, por el contrario, de lo que se trata es de cambiar los paradigmas de lo que se analiza el éxito o el fracaso de una dirigencia de un país.
A comienzos de los 80, se puso el acento en el mantenimiento de las reglas de la democracia y los objetivos planteados no iban más allá del aseguramiento de la subordinación real de las Fuerzas Armadas al poder político. La medida del éxito de aquella etapa histórica, no exigía ir más allá de la preservación del Estado de derecho, la continuidad de las autoridades elegidas por el pueblo. Así se destacaba como avance significativo y prueba de mayor eficacia la simple alternancia de distintos partidos en el poder.
En la década de los 90, la exigencia sumó la necesidad de la obtención de avances en materia económica, en particular, en materia de control de la inflación. La medida del éxito de esa política, la daba las ganancias de los grupos más concentrados de la economía, la ausencia de corridas bursátiles y la magnitud de las inversiones especulativas sin que importara la consolidación de la pobreza y la condena a millones de argentinos a la exclusión social, la fragmentación nacional y el enorme e interminable endeudamiento externo
Así, en una práctica que no debe repetirse, era muy difícil de distinguir la solución pragmática de la cirugía sin anestesia.
Se intentó reducir la política a la sola obtención de resultados electorales; el gobierno, a la mera administración de las decisiones de los núcleos de poder económico con amplio eco mediático, al punto que algunas fuerzas políticas en 1999, se plantearon el cambio en términos de una gestión más prolija, pero siempre en sintonía con aquellos mismos intereses. El resultado no podía ser otro que el incremento del desprestigio de la política y el derrumbe del país.
En este nuevo milenio, superando el pasado, el éxito de las políticas deberá medirse bajo otros parámetros en orden a nuevos paradigmas. Debe juzgárselas desde su acercamiento a la finalidad de concretar el bien común, sumando al funcionamiento pleno del Estado de derecho y la vigencia de una efectiva democracia, la correcta gestión de gobierno, el efectivo ejercicio del poder político nacional en cumplimiento de trasparentes y racionales reglas, imponiendo la capacidad reguladora del Estado ejercidas por sus organismos de contralor y aplicación.
El cambio implica medir el éxito o el fracaso de la dirigencia desde otra perspectiva. Discursos, diagnósticos sobre la crisis no bastarán ni serán suficientes. Se analizarán conductas y los resultados de las acciones. El éxito se medirá desde la capacidad y la decisión y la eficacia para encarar los cambios.
Concluye en la Argentina una forma de hacer política y un modo de cuestionar al Estado. Colapsó el ciclo de anuncios grandilocuentes, grandes planes seguidos de la frustración por la ausencia de resultados y sus consecuencias: la desilusión constante, la desesperanza permanente.
En esta nueva lógica, que no sólo es funcional sino también conceptual, la gestión se construye día a día en el trabajo diario, en la acción cotidiana que nos permitirá ir mensurando los niveles de avance. Un gobierno no debe distinguirse por los discursos de sus funcionarios, sino por las acciones de sus equipos.
Deben encararse los cambios con decisión y coraje, avanzando sin pausas pero sin depositar la confianza en jugadas mágicas o salvadoras ni en genialidades aisladas. Se trata de cambiar, no de destruir; se trata de sumar cambios, no de dividir. Cambiar importa aprovechar las diversidades sin anularlas.
Se necesitará mucho trabajo y esfuerzo plural, diverso y transversal a los alineamientos partidarios. Hay que reconciliar a la política, a las instituciones y al Gobierno con la sociedad.
Por eso, nadie piense que las cosas cambiarán de un día para otro sólo porque se declamen. Un cambio que pueda consolidarse necesitará de la sumatoria de hechos cotidianos que en su persistencia derroten cualquier inmovilismo y un compromiso activo de la sociedad en ese cambio.


Ningún dirigente, ningún gobernante, por más capaz que sea, puede cambiar las cosas si no hay una ciudadanía dispuesta a participar activamente de ese cambio. Desarmado de egoísmos individuales o sectoriales, la conciencias y los actos deben encontrarse en el amplio espacio común de un proyecto nacional que nos contenga, un espacio donde desde mucha ideas pueda contribuirse a una finalidad común.
En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad social ascendente. No se trata de cerrarse al mundo, no es un problema de nacionalismo ultramontano, sino de inteligencia, observación y compromiso con la Nación.
Basta ver cómo los países más desarrollados protegen a sus trabajadores, a sus industrias y a sus productores. Se trata, entonces, de hacer nacer una Argentina con progreso social, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que su padres, sobre la base de su esfuerzo, capacidad y trabajo.
Para eso es preciso promover políticas activas que permitan el desarrollo y el crecimiento económico del país, la generación de nuevos puestos de trabajo y la mejor y más justa distribución del ingreso. Como se comprenderá el Estado cobra en eso un papel principal, en que la presencia o la ausencia del Estado constituye toda una actitud política.
Por supuesto no se trata de poner en marcha, una vez más, movimientos pendulares que vayan desde un Estado omnipresente y aplastante de la actividad privada a un Estado desertor y ausente, para retornar continuamente de extremo a extremo, en lo que parece ser una auténtica manía nacional que nos impide encontrar los justos, sensatos y necesarios equilibrios.
Se trata de tener lo necesario para nuestro desarrollo, en una reingeniería que nos permita contar con un Estado inteligente. Queremos recuperar los valores de la solidaridad y la justicia social que nos permitan cambiar nuestra realidad actual para avanzar hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, más madura y más justa. Sabemos que el mercado organiza económicamente, pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona.
Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud y la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno. Es el Estado el que debe viabilizar los derechos constitucionales protegiendo a los sectores más vulnerables de la sociedad, es decir, los trabajadores, los jubilados, los pensionados, los usuarios y los consumidores.  Actuaremos como lo que fuimos y seguiremos siendo siempre: hombres y mujeres comunes, que quieren estar a la altura de las circunstancias asumiendo con dedicación las grandes responsabilidades que en representación del pueblo nos confieren.
Estamos dispuestos a encarar junto a la sociedad todas las reformas necesarias y para ello también utilizaremos los instrumentos que la Constitución y las leyes contemplan para construir y expresar la voluntad popular. Vamos a apoyarnos en la Constitución para construir una nueva legitimidad de las leyes, que vaya más allá de la prepotencia del más fuerte. Un Estado no puede tener legitimidad si su pueblo no ratifica el fundamento primario de sus gobernantes. De la misma manera que luchamos contra la pobreza económica tendremos una conducta sin dobleces para impedir la pobreza cívica. Sólo cuando el Gobierno se desentiende del pueblo es que toda la sociedad empobrece, no sólo económicamente sino moral y culturalmente.
Somos conscientes de que ninguna de esas reformas serán productivas y duraderas si no creamos las condiciones para generar un incremento de la calidad institucional. La calidad institucional supone el pleno apego a las normas y no una Argentina que por momentos aparece ante el mundo como un lugar donde la violación de las leyes no tiene castigo legal ni social. A la Constitución hay que leerla completa. La seguridad jurídica debe ser para todos, no solamente para los que tienen poder o dinero
No habrá cambio confiable si permitimos la subsistencia de ámbitos de impunidad. Una garantía de que la lucha contra la corrupción y la impunidad será implacable, fortalecerá las instituciones sobre la base de eliminar toda posible sospecha sobre ellas.
Rechazamos de plano la identificación entre gobernabilidad e impunidad que algunos pretenden. Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de impunidad. Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de acuerdos oscuros, manipulación política de las instituciones o pactos espurios a espaldas de la sociedad
Cambio responsable, calidad institucional, fortalecimiento del rol de las instituciones con apego a la Constitución y a la ley y fuerte lucha contra la impunidad y la corrupción deben presidir no sólo los actos del Gobierno que comenzaremos sino toda la vida institucional y social de la República.
Queremos ser la generación de argentinos que reinstale la movilidad social ascendente, pero que también promueva el cambio cultural y moral que implica el respeto a las normas y las leyes. En este marco conceptual queremos expresar los ejes directrices en materia de relaciones internacionales, manejo de la economía, los procesos de la salud, la educación, la contención social a desocupados y familias en riesgo y los problemas que plantean la seguridad y la justicia en una sociedad democrática.
Profundizar la contención social de las familias en riesgo, garantizando subsidios al desempleo y asistencia alimentaria, consolidando una verdadera red federal de políticas sociales integrales para que quienes se encuentran por debajo de la línea de pobreza puedan tener acceso a la educación, la salud pública y la vivienda.
Reinstalar la movilidad social ascendente que caracterizó a la República Argentina requiere comprender que los problemas de la pobreza no se solucionan desde las políticas sociales sino desde las políticas económicas. Sabemos que hay que corregir errores y mejorar métodos en la forma de asignación de la ayuda social. Pero es imprescindible advertir que la tragedia cívica del clientelismo político no es producto de la asistencia social como gestión de Estado, sino de la desocupación como consecuencia de un modelo económico. En nuestro país la aparición de la figura del cliente político es coetánea con la del desocupado. Mientras en la República Argentina hubo trabajo, nadie fue rehén de un dirigente partidario. 
Al drama de la desaparición del trabajo y el esfuerzo como el gran articulador social se sumó el derrumbe de la educación argentina. No hay un factor mayor de cohesión y desarrollo humano que promueva más la inclusión que el aseguramiento de las condiciones de acceso a la educación, formidable herramienta que construye identidad nacional y unidad cultural, presupuestos básicos de cualquier país que quiera ser Nación.
Una sociedad como la que queremos promover debe basarse en el conocimiento y en el acceso de todos a ese conocimiento. La situación de la educación argentina revela dos datos vinculados a su problema central, que es la calidad de la enseñanza. Por un lado, una creciente anarquía educativa, y por el otro, la crisis de los sistemas de formación docente. Ambos afectan severamente la igualdad educativa. El último sistema nacional de formación docente fue el de nuestras viejas y queridas maestras normales. Criticado por enciclopedista, memorista y repetitivo, pero nuestra generación fue la última formada en esa escuela pública y la calidad de la educación era superior a la que hoy tenemos.
Aquel viejo sistema no fue suplantado por otro. Por si esto fuera poco se le agregó con muy buena intención, pero con resultado dudoso, lo que quiso ser la federalización de la educación que trató de lograr autonomía, objetivo con el que estamos de acuerdo, pero se terminó en un grado cierto de anarquía en los contenidos curriculares y en los sistemas funcionales. La igualdad educativa es para nosotros un principio irrenunciable no sólo como actitud ética, sino esencialmente como responsabilidad institucional. Debemos garantizar que un chico del Norte argentino tenga la misma calidad educativa que un alumno de la Capital Federal.
Es correcto que las provincias dirijan y administren el sistema de prestación del servicio educativo, pero el Estado nacional debe recuperar su rol en materia de planificación, contenidos de la educación y sistemas de formación y evaluación docente. Garantizar la igualdad educativa de norte a sur es aportar a la formación de una verdadera conciencia e identidad nacional.
En el campo de la salud, el Estado asumirá un rol articulador y regulador de la salud pública integral sumando los esfuerzos de los subsectores públicos provinciales y nacionales, privados y de obras sociales, orientado a consolidar las acciones que posibiliten generar accesibilidad a las prestaciones médicas y a los medicamentos para toda la población.
La Ley de prescripción por el nombre genérico de los medicamentos recientemente reglamentada será aplicada con todo el vigor, y el Programa Remediar, de gratuita distribución de medicamentos ambulatorios, continuará. 
Es objetivo de gobierno concretar un Sistema Nacional de Salud, que se consolidará en una red en la que el hospital público será un eje referencial, con los demás centros de salud, públicos o privados, para ser pilares estratégicos de la atención primaria de salud, integrándose con las políticas de contención social para avanzar en la tarea de prevención.
El objetivo de dar salud a los argentinos impone que se asuman políticas de Estado que sean impermeables a las presiones interesadas, por poderosas que sean, provengan de donde provengan


Entre los fundamentales e insustituibles roles del estado ubicamos los de ejercer el monopolio de la fuerza y combatir cualquier forma de impunidad del delito, para lograr seguridad ciudadana y justicia en una sociedad democrática en la que se respeten los derechos humanos.
El cumplimiento estricto de la ley que exigiremos en todos los ámbitos debe tener presente las circunstancias sociales y económicas que han llevado al incremento de los delitos en función directa del crecimiento de la exclusión, la marginalidad y la crisis que recorren todos los peldaños de la sociedad.
Pero también hay que comprender que, como sociedad, hace tiempo que carecemos de un sistema de premios y castigos. En lo penal, en lo impositivo, en lo económico, en lo político, y hasta en lo verbal, hay impunidad en la Argentina. En nuestro país, cumplir la ley no tiene premio ni reconocimiento social. 
En materia de seguridad no debe descargarse sólo sobre la policía la responsabilidad de la detección de las situaciones de riesgo que sirve de base al desarrollo de la delincuencia. Son el Estado y la sociedad en su conjunto los que deben actuar participativa y coordinadamente para la prevención, detección, represión y castigo de la actividad ilegal.
Una sociedad con elevados índices de desigualdad, empobrecimiento, desintegración familiar, falta de fe y horizontes para la juventud, con impunidad e irresponsabilidad, siempre será escenario de altos niveles de inseguridad y violencia. Una sociedad dedicada a la producción y proveedora de empleo dignos para todos resultará un indispensable apoyo para el combate contra el delito.
Para comprender la problemática de la seguridad encontramos soluciones que no sólo se deben leer en el Código Penal, hay que leer también la Constitución Nacional en sus artículos 14 y 14 bis, cuando establecen como derechos de todos los habitantes de la Nación el derecho al trabajo, a la retribución justa, a las condiciones dignas y equitativas de labor, a las jubilaciones y pensiones móviles, al seguro social obligatorio, a la compensación económica familiar y al acceso a una vivienda digna, entre otros. 
El Estado debe ser esclavo de la ley para enfrentar el delito, pero no puede aceptar extorsiones de nadie, ni de quienes aprovechan una posición de fuerza en cualquiera de los poderes del Estado o en la economía, ni de quienes usan la necesidad de los pobres para fines partidistas.
La paz social, el respeto a la ley, a la defensa de la vida y la dignidad son derechos inalienables de todos los argentinos.
El delito es delito, sea de guante blanco, sea de naturaleza común, sea de mafias organizadas
Gobernabilidad es garantizar la prestación de un servicio de justicia próximo al ciudadano, con estándares de rendimiento, de eficiencia y de equidad que garanticen una real seguridad jurídica para todos los habitantes, cualquiera sea su situación económica o social.
En el plano de la economía es donde más se necesita que el Estado se reconcilie con la sociedad. No puede ser una carga que termine agobiando a todas las actividades, ni igualándolas hacia abajo con políticas de ajuste permanente a los que menos tienen.
El objetivo básico de la política económica será el de asegurar un crecimiento estable, que permita una expansión de la actividad y del empleo constante, sin las muy fuertes y bruscas oscilaciones de los últimos años.
El resultado debe ser la duplicación de la riqueza cada quince años, y una distribución tal que asegure una mayor distribución del ingreso y, muy especialmente, que fortalezca nuestra clase media y que saque de la pobreza extrema a todos los compatriotas. 
Para alcanzar tales objetivos respetaremos principios fundamentales que ayuden a consolidar lo alcanzado y permitan los avances necesarios.
La sabia regla de no gastar más de lo que entra debe observarse. El equilibrio fiscal debe cuidarse. Eso implica más y mejor recaudación y eficiencia y cuidado en el gasto. El equilibrio de las cuentas públicas, tanto de la Nación como de las provincias, es fundamental.
El país no puede continuar cubriendo el déficit por la vía del endeudamiento permanente ni puede recurrir a la emisión de moneda sin control, haciéndose correr riesgos inflacionarios que siempre terminan afectando a los sectores de menos ingresos.
Ese equilibrio fiscal tan importante deberá asentarse sobre dos pilares: gasto controlado y eficiente e impuestos que premien la inversión y la creación de empleo y que recaigan allí donde hay real capacidad contributiva.
Mantenimiento del equilibrio fiscal y trajes a rayas para los grandes evasores, en la seguridad de que si imponemos correctamente a los poderosos el resto del país se disciplinará.
Terminaremos con la Argentina donde el hilo se corta por lo más delgado y en eso actuaremos con energía, porque no es posible una economía sin esfuerzo y no alcanzará para ayudar a los desprotegidos si no hay cumplimiento impositivo. Quien no cumple sus obligaciones impositivas les resta posibilidades de ascenso social a los demás. La evasión es la contracara de la solidaridad social que exigiremos
Debemos asegurar la existencia de un país normal, sin sobresaltos, con el sector público y el sector privado cada uno en sus respectivos roles. Hay que dotar a la República Argentina de buena administración, gobernabilidad, estabilidad con inclusión y progreso social y competitividad.
Con equilibrio fiscal, la ausencia de rigidez cambiaria, el mantenimiento de un sistema de flotación con política macroeconómica de largo plazo determinada en función del ciclo de crecimiento, el mantenimiento del superávit primario y la continuidad del superávit externo nos harán crecer en función directa de la recuperación del consumo, de la inversión y de las exportaciones.
Sabemos que la capacidad de ahorro local, y, por ende, el financiamiento local, es central en todo proceso de crecimiento sostenido. Ello requiere estabilidad de precios, entidades financieras sólidas y volcadas a prestar al sector privado, personas y empresas, con eficiencia operativa y tasas razonables.
El desarrollo del mercado de capitales con nuevos instrumentos, con transparencia, con seguridad, es fundamental para recuperar la capacidad de ahorro y para alejarnos definitivamente de las crisis financieras internas, que en los últimos 20 años han golpeado fuertemente y por tres veces a los ahorristas y depositantes.
Los fondos externos deben ser complementarios a este desarrollo de los mercados locales y su gran atractivo está ligado a que sean fondos de inversión extranjera directa –inversión productiva-, que no sólo aportan recursos sino también traen aparejado progresos en la tecnología de procesos y productos.
Nuestro país debe estar abierto al mundo, pero abierto al mundo de una manera realista, dispuesto a competir en el marco de políticas de preferencia regional y fundamentalmente a través del MERCOSUR, y de políticas cambiarias flexibles acordes a nuestras productividades relativas y a las circunstancias del contexto internacional.
El crecimiento requerirá de una demanda creciente que aliente las inversiones, tanto para atender el mercado interno como a las exportaciones.
Al contrario del modelo de ajuste permanente, el consumo interno estará en el centro de nuestra estrategia de expansión.
Precisamente para cumplir con esta idea de consumo en permanente expansión, la capacidad de compra de nuestra población deberá crecer progresivamente por efecto de salarios, por el número de personas trabajando y por el número de horas trabajadas. Esas tres variables juntas definen la masa de recursos que irán al consumo y al ahorro local y su evolución no puede ser fruto de una fantasía o de puro voluntarismo.
En nuestro proyecto nacional trabajaremos de la única manera seria que es crear un círculo virtuoso donde la masa de recursos crece –crece si la producción crece- y la producción aumenta si también lo hace la masa de recursos.
Avanzaremos simultáneamente en forma cuidadosa y progresiva creando las condiciones para producir más y distribuir lo que efectivamente se produzca.
Nuestras mejores posibilidades se ubican en torno al avance de la calidad institucional en el marco de una economía seria y creíble.
Trabajando en torno a estos principios, sin espectacularidades ni brusquedad en el cambio, seriamente, paso a paso, como cualquier país normal del mundo, podremos cumplir con los objetivos y cumplir hacia adentro y hacia fuera con nuestras obligaciones y compromisos.
Acortando los plazos, el Estado se incorporará urgentemente como sujeto económico activo, apuntando a la terminación de las obras públicas inconclusas, la generación de trabajo genuino y la fuerte inversión en nuevas obras. No se tratará de obras faraónicas, apuntaremos más a cubrir las necesidades de vivienda y de infraestructura en sectores críticos de la economía para mejorar la calidad de vida y a perfilar un país más competitivo, distribuyendo la inversión con criterio federal y desarrollando nuestro perfil productivo.
Tenemos que volver a planificar y ejecutar obra pública en la Argentina, para desmentir con hechos el discurso único del neoliberalismo que las estigmatizó como gasto público improductivo. No estamos inventando nada nuevo, los Estados Unidos en la década del treinta superaron la crisis económica financiera más profunda del siglo que tuvieron de esa manera.
La construcción más intensiva de viviendas, las obras de infraestructura vial y ferroviaria, la mejor y moderna infraestructura hospitalaria, educativa y de seguridad, perfilarán un país productivo en materia de industria agroalimentaria, turismo, energía, minería, nuevas tecnologías, transportes, y generarán nuevos puestos de trabajo genuinos.
Produciremos cambios en el sistema impositivo para tornarlo progresivo, lo que permitirá luego reducir alícuotas en función de la mejora en la recaudación, ampliada como quedará la base imponible y eliminadas que sean las exenciones no compatibles con la buena administración. Eso nos dará solidez y solvencia fiscal.
Forma parte de nuestra decisión cumplimentar con aquello que fue mandato constitucional del ’94 y que lamentablemente hasta hoy no se ha cumplido. Darnos una nueva ley de coparticipación federal no sólo implica nueva distribución y nuevas responsabilidades sino el diseño de un nuevo modelo de país.
No se puede recurrir al ajuste ni incrementar el endeudamiento. No se puede volver a pagar deuda a costa del hambre y la exclusión de los argentinos, generando más pobreza y aumentando la conflictividad social. La inviabilidad de ese viejo modelo puede ser advertida hasta por los propios acreedores, que tienen que entender que sólo podrán cobrar si a la Argentina le va bien.
Este modelo de producción, trabajo y crecimiento sustentable y con reglas claras, generará recursos fiscales, solvencia macroeconómica y sustentabilidad fiscal creando las condiciones para generar nuevo y mayor valor agregado, tienen además que permitir negociar con racionalidad para lograr una reducción de la deuda externa.
Este gobierno seguirá principios firmes de negociación con los tenedores de deuda soberana en la actual situación de default, de manera inmediata y apuntando a tres objetivos: la reducción de los montos de la deuda, la reducción de las tasas de interés y la ampliación de los plazos de madurez y vencimiento de los bonos.
Sabemos que nuestra deuda es un problema central. No se trata de no cumplir, de no pagar. No somos el proyecto del default. Pero tampoco podemos pagar a costa de que cada vez más argentinos vean postergado su acceso a la vivienda digna, a un trabajo seguro, a la educación de sus hijos o a la salud.
Creciendo nuestra economía crecerá nuestra capacidad de pago.
En materia de defensa, actuaremos con un concepto integral de la defensa nacional, integrando la contribución de la acción de nuestras Fuerzas Armadas en pro del desarrollo, trabajando para su modernización e impulsando la investigación científica tecnológica en coordinación con otros organismos gubernamentales, para que sin apartarse de su actividad principal puedan contribuir al bienestar general de la población.
Queremos a nuestras Fuerzas Armadas altamente profesionalizadas, prestigiadas por el cumplimiento del rol que la Constitución les confiere y por sobre todas las cosas, comprometidas con el futuro y no con el pasado.
Desde este proyecto nacional la República Argentina se integrará al mundo dando pasos concretos hacia consensos políticos basados en el fortalecimiento del derecho internacional, el respeto a nuestras convicciones, la historia y las prioridades nacionales.
Partidarios hacia la política mundial de la multilateralidad como somos, no debe esperarse de nosotros alineamientos automáticos sino relaciones serias, maduras y racionales que respeten las dignidades que los países tienen.
Nuestra prioridad en política exterior será la construcción de una América Latina políticamente estable, próspera, unida, con bases en los ideales de democracia y de justicia social.
Venimos desde el sur de la Patria, de la tierra de la cultura malvinera y de los hielos continentales y sostendremos inclaudicablemente nuestro reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas.
EL MERCOSUR y la integración latinoamericana, deben ser parte de un verdadero proyecto político regional y nuestra alianza estratégica con el MERCOSUR, que debe profundizase hacia otros aspectos institucionales que deben acompañar la integración económica, y ampliarse abarcando a nuevos miembros latinoamericano, se ubicará entre los primeros puntos de nuestra agenda regional. 
Una relación seria, amplia y madura con los Estados Unidos de América y los Estados que componen la Unión Europea, es lo que debe esperarse de nosotros, el estrechamiento de vínculos con otras naciones desarrolladas y con grandes naciones en desarrollo del Oriente lejano y una participación en pro de la paz y la obtención de consenso en ámbitos como la Organización de las Naciones Unidas para que efectivamente se comprometa con eficacia en la promoción del desarrollo social y económico ayudando al combate contra la pobreza.
La lucha contra el terrorismo internacional, que tan profundas y horribles huellas ha dejado en la memoria del pueblo argentino, nos encontrará dispuestos y atentos para lograr desterrarlos de entre los males que sufre la humanidad.
La inserción comercial de la Argentina ocupa un lugar central en la agenda de gobierno. Consolidar la política comercial como una política de Estado permanente que trascienda la duración de los mandatos de gobierno y cuente con la concurrencia del sector privado, de la comunidad académica, de la sociedad civil en general, será un objetivo estratégico de primer orden de esta administración. Profundizar la estrategia de apertura de mercados, incrementar sustancialmente nuestro intercambio con el resto del mundo, diversificar exportaciones hacia bienes con mayor valor agregado, desconcentrar ventas por destino y multiplicar el número de exportadores de modo que los beneficiarios del comercio exterior se derramen sobre todas nuestras ramas productivas. La apertura masiva de nuevos mercados exige la negociación simultánea y permanente en todos los foros de negociación que involucren a nuestro país.
Finalmente, no se trata de agotar en estas líneas la totalidad del curso de acción que seguiremos; no creemos en los catálogos de buenas intenciones, queremos expresar el sentido y la dirección de las cosas que haremos. Se trata de abordar de una manera distinta los principales temas identificando adecuadamente los verdaderos problemas de la agenda social con la finalidad que el conjunto sepa cómo ayudar, cómo sumar, cómo ayudar a corregir.
Pensamos el mundo en argentino, desde un modelo propio. Este proyecto nacional que expresamos, convoca a todos y cada uno de los ciudadanos argentinos y por encima y por fuera de los alineamientos partidarios a poner mano a la obra de este trabajo de refundar la patria.
Sabemos que estamos ante un final de época; atrás quedó el tiempo de los líderes predestinados, los fundamentalistas, los mesiánicos. La Argentina contemporánea se deberá reconocer y refundar en la integración de tipos y grupos orgánicos con capacidad para la convocatoria transversal en el respeto por la diversidad y el cumplimiento de objetivos comunes.
Tenemos testimonio de gestión y resultados, somos parte de esta nueva generación de argentinos que en forma abierta y convocante y desde la propuesta de un modelo argentino de producción, trabajo y crecimiento sustentable, llama al conjunto social para sumar, no para dividir; para avanzar y no para retroceder. En síntesis, para ayudarnos mutuamente a construir una Argentina que nos contenga y que nos exprese como ciudadanos.
Convocamos al trabajo, al esfuerzo, a la creatividad para que nos hagamos cargo de nuestro futuro, para que concretemos los cambios necesarios para forjar un país en serio, un país normal con esperanza y con optimismo.
Formo parte de una generación diezmada, castigada con dolorosas ausencias; me sumé a las luchas políticas creyendo en valores y convicciones a las que no pienso dejar en la puerta de entrada de la Casa Rosada. 
No creo en el axioma de que cuando se gobierna se cambia convicción por pragmatismo. Eso constituye en verdad un ejercicio de hipocresía y cinismo. Soñé toda mi vida que éste, nuestro país, se podía cambiar para bien. Llegamos sin rencores, pero con memoria. Memoria no sólo de los errores y horrores del otro, sino también es memoria sobre nuestras propias equivocaciones. Memoria sin rencor que es aprendizaje político, balance histórico y desafío actual de gestión.


Con la ayuda de Dios, seguramente se podrá iniciar un nuevo tiempo que nos encuentre codo a codo en la lucha por lograr el progreso y la inclusión social. Poniendo en una bisagra la historia, con mis verdades relativas, en las que creo profundamente pero que sé que se deben integrar con las de ustedes para producir frutos genuinos, espero la ayuda de vuestro aporte.
No he pedido ni solicitaré cheques en blanco. Vengo, en cambio, a proponerles un sueño: reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como Nación; vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la Justicia; vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Les vengo a proponer que recordemos los sueños de nuestros patriotas fundadores y de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros, de nuestra generación que puso todo y dejó todo pensando en un país de iguales. Pero sé y estoy convencido de que en esta simbiosis histórica vamos a encontrar el país que nos merecemos los argentinos.
Vengo a proponerles un sueño: quiero una Argentina unida, quiero una Argentina normal, quiero que seamos un país serio, pero, además, quiero un país más justo.
Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la tierra una nueva y gloriosa Nación: la nuestra.
Muchas gracias. ¡Viva la patria! (Aplausos)
Néstor Kirchner
25 de mayo de 2003

lunes, 13 de octubre de 2014

ANTONIO CAFIERO - La despedida de un militante


Hoy se fue el compañero Antonio Cafiero, uno de esos dirigentes que es el PERONISMO mismo, PERONISMO PURO, o la historia misma del PERONISMO, y, por esas razones no podemos dejar de recordarlo.
Para quienes comenzamos a militar en el peronismo en los '80, allá por la adolescencia, y cuando era difícil serlo, Antonio Cafiero comenzaba la renovación del peronismo y encabezaba un proceso democratizador dentro del mismo. Enfrentó a ese rancio peronismo encarnado por Herminio Iglesias y el "Pacto Sindical Militar" y se propuso como meta que "el peronismo vuelva a enamorar". Eran tiempos de la JP Renovadora y la JP Secundarios. Fueron tiempos de debates doctrinarios profundos y de construcción militante.
Cafiero reconcilia al PERONISMO con su pueblo y cambia definitivamente la historia en aquella histórica Plaza de Mayo de 1987, una plaza multipartidaria como nunca, en la que la transición democrática era puesta en peligro por unos delincuentes que se autodenominaban "carapintadas".


En esa semana santa Cafiero no dudó ni especuló; convocó al peronismo a movilizarse y él mismo estuvo acompañando al Presidente Raúl Alfonsín en un gesto que lo honra, lo dignifica y lo transforma en un actor fundamental y protagónico de la consolidación de la Democracia. No sólo resulta inolvidable esa imagen en el balcón de la Casa Rosada junto a Alfonsín, sino que esa imagen histórica es la imagen misma de la madurez de una clase política que supo anteponer el interés supremo de la Nación a viejos rencores y mezquindades políticas de otros tiempos. Esa imagen también demostró que Antonio Cafiero era por sobre todas las cosas un "hombre de la Democracia".


Y Cafiero logró que "el peronismo vuelva a enamorar" y se convirtió en Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y sólo para no abundar en sus logros como gobernador, es dable destacar que, con él se acabó el gatillo fácil de los fusilamientos sin proceso previo de la Policía Bonaerense. En los primeros tiempos eso era una epidemia que terminó definitivamente cuando Cafiero asumió como Gobernador.
La democratización de la vida interna del Partido Justicialista, promovida por el propio Cafiero, dio lugar a la interna por la candidatura presidencial del peronismo allá en el '88 que concluiría con el triunfo de Carlos Menem.
Pero más allá de su extenso "cursus honorum" es mejor recordar a Don Antonio Cafiero como ese gran cuadro político del peronismo, ese militante sin tiempo del Movimiento Nacional.
Por eso, la mejor manera de recordar a Antonio Cafiero hoy es recordar lo que para él siginificaba dentro de la historia del peronismo, el "compañero" y el "militante". Decía don Antonio: "En nuestros cincuenta años de historia, el "compañero" y el "militante" ocuparon los lugares centrales en nuesro peculiar estilo de acción política. La militancia servía para manifestar compromiso, identidad, decisión de servir, voluntad de lucha. El compañerismo expresaba el vínculo, el sentido de lo igualitario y fraternal, la marcha en común. Los peronistas encontrábamos en el "compañero" una razón básica de absoluta confianza y entrega personal, y en el "militante" el reaseguro de que los desafíos del futuro eran posibles y realizables." Y agregaba: "Los peronistas tenemos por delante ese primer compromiso, que nos iguala a todos en nuestra fe doctrinaria: no olvidar que nuestro Movimiento será siempre una pasión militante, la casa de las mejores utopías y de los sueños más hermosos de igualdad, dignidad y justicia."
Así entendemos el peronismo, así nos lo transmitía ese militante sin tiempo, pero también Antonio CAFIERO nos dejó una guía: "Para saber adónde se va, es imprescindible saber de dónde se viene. El verbo profético de Evita nos había pedido que recogiéramos su nombre y lo lleváramos como bandera a la victoria... El General nos llamó a no desertar jamás de nuestros grandes sueños: "Renunciar a la política es renunciar a la lucha y renunciar a la lucha es renunciar a la vida, porque la vida es lucha".

 HASTA SIEMPRE COMPAÑERO ANTONIO CAFIERO!!!


miércoles, 8 de octubre de 2014

EL PRESUPUESTO DE MACRI PARA LA CIUDAD - Algunas consideraciones

Según el proyecto de Presupuesto 2015, la Ciudad recaudará más de 83.000 millones de pesos  y los gastos corrientes ascenderán a 71.482 millones, es decir que recaudará un 33 por ciento más e incrementará el gasto en un 27,3 por ciento más que en el ejercicio previo. Todo lo cual ratifica que los sucesivos gobiernos de Mauricio Macri han contado con los ingresos más altos de la historia de la Ciudad de Buenos Aires.
Pese a ello, una vez más está presente en el Presupuesto el incremento en la tasa de ABL, alzas de hasta el 30 por ciento, y de las las patentes de automóviles que treparán, en algunos casos, hasta el 50 por ciento.
Estos aumentos no resultan novedosos para porteños y porteñas. No nos sorprende porque es algo que acontece todos los años desde que asumió Macri.
Teniendo en cuenta solo el aumento del ABL, el mismo significa un incremento total acumulado del 750 por ciento desde que Macri gobierna la Ciudad. Eso sí, estamos hablando del mismo Mauricio Macri que dice que si llega a ser Presidente de la Nación va a eliminar el impuesto a las ganancias y las retenciones, pero es el mismo Macri, y no otra persona, el que viene aumentando sistemáticamente el ABL todos los años generando un aumento injustificado que no tiene razón de ser, en función de las cuentas de la Ciudad.
Por otra parte, como ya se mencionara en este mismo post, el gobierno de Mauricio Macri, con los ingresos más altos de la historia, ha gobernado todos estos años con déficit y, subejecutando año tras año el presupuesto, lo que le ha posibilitado la reasignación de partidas presupuestarias a publicidad, contratos de basura y obras superficiales.
Pese a que "el plan de gastos" presentado por el Jefe de gobierno prevé una inversión de 13.000 millones en obra pública, alrededor de un 16% del total, y que de eso, unos $ 1.590 millones se destinarán a los subtes para la compra de coches de la incompleta Línea H, $ 162 millones para mejoras en la Línea B, $ 42 millones para mejoras en la Línea D, $ 74 millones para cocheras de la Línea D, y $ 720 millones para las obras de la Línea H seguimos estando muy lejos de los prometidos 10 km de subtes nuevos por año. Eso sí, habrá $ 32 millones para nuevas bicisendas y, $ 300 millones para nuevas estaciones de Metrobus.
Por otra parte, y a pesar de la relevancia que ha tomado durante este año el conflicto por el hábitat en nuestra ciudad y ante la falta de cumplimiento de las leyes de urbanización de distintos barrios carenciados, el Presupuesto 2015 prevé un porcentaje de tan solo el 0.9 por ciento para Vivienda, pasando de $ 1.274 millones previstos en el Presupuesto 2014 a $ 780 millones en el actual Presupuesto 2015, lo que pone de resalto la falta de voluntad política de Mauricio Macri para afrontar la crisis habitacional que padece la Ciudad. Valga como ejemplo la siguiente comparación, para la construcción de viviendas el presupuesto prevé la suma de $ 780 millones, mientras que para reparación de veredas y pavimentos la suma de $ 1.214 millones. Esa es la importancia que le da MACRI a la urbanización de villas y a políticas de vivienda.
Asimismo, una vez más, el Jefe de Gobierno incumple con la Constitución de la Ciudad y la Ley de Administración Financiera (Ley N° 70 CABA) ya que no le otorga presupuesto a cada una de las quince comunas, sino que seguirá a cargo de la Secretaría de Gestión Comunal su control y ejecución. Según la Ley N°70 cada una de las quince de las comunas debe contar con su presupuesto, disponer de él y ejecutarlo sin necesidad de solicitar autorización alguna a funcionario alguno. Simple pero Macri sigue desconociendo a las Comunas, ignorando a los legítimos representantes comunales que han sido electos en las elecciones del 2011. 
Finalmente, hay que señalar que en el Presupuesto 2015, Mauricio Macri prevé un nuevo endeudamiento por $ 475 millones para pagar vencimientos de deuda ya contraída.
El presupuesto constituye el plan de gobierno de todo gobernante, en base a ello, sólo podemos concluir que seguiremos con una CIUDAD endeudada, cada día más cara, con más problemas de vivienda, sin los subtes prometidos y con más bicisendas... Muy PRO.

sábado, 20 de septiembre de 2014

MERCADO CENTRAL EN COLEGIALES: Un derecho de todas y todos los porteños

Sin argumentos o con algunos carentes de racionalidad y, por sobre todo, con muchas mentiras, algunos vecinos y las entidades de comerciantes minoristas CAME y FECOBA se oponen a la instalación de una sede del Mercado Central en el barrio de Colegiales.
La iniciativa es de la Corporación Mercado Central de Buenos Aires y propone la apertura de un "Super mercado Central" de la RED COMPRAR que depende de la Secretaría de Comercio de la Nación, y que tendrá la apariencia de la ilustración. Un lugar limpio, seguro, con sector de cajas centralizado, como el de cualquier supermercado dependiente de las grandes cadenas comerciales y, por sobre todas las cosas, con los precios de los productos que se ofrecen en el mismo Mercado Central. Es decir, que los que vayan al Mercado Central en Colegiales se van a evitar el aumento en el precio de los productos que le impone la cadena de distribución que hace que lleguen hasta un 300% más caro de lo que lo ofrece el Mercado Central.
Una medida anti-inflacionaria que es parte de la idea de llevar el Mercado Central a los barrios y que genera la obvia resistencia de las grandes cadenas de supermercados porque pone al descubierto los irracionales márgenes de ganancia que obtienen con la venta de productos alimenticios. La apertura de la sede del Mercado Central en Colegiales fijará precios de referencia que obligarán a una baja de precios generalizada en la zona porque sino se quedarán sin clientes. 
Sin embargo, la Red Comprar ha sido muy clara al momento de sostener que ofrecerá a los comercios minoristas de la zona los productos a precio mayorista para que ellos también puedan vender los productos que se venderán en la sucursal del Mercado Central en Colegiales al mismo precio.
Entonces, ¿a quién defienden CAME y FECOBA? Está claro que no defienden a quien dicen representar sino que se encuentran al servicio de las grandes cadenas de supermercados.
Mesas, sombrillas y promotoras varias por el barrio de Colegiales difundiendo un libelo repleto de mentiras. Denuncian un supuesto deterioro del barrio y su calidad de vida porque se destruye al comercio minorista. Sin embargo, no se vió a CAME y a FECOBA defender al comercio minorista cuando se instalaron Carrefour, Coto y tantos otros. Acerca de la infame campaña de CAME y FECOBA hay que ver un completo post acá.
Nadie le preguntó a CAME por qué contrata promotoras en "negro" y evade las cargas sociales y, sin embargo, CAME se arroga el derecho de señalar que un organismo estatal y tripartito como la Corporación Mercado Central de Buenos Aires va a instalar "una saladita encubierta".
Mentiras, infamias que logran inventar una realidad ficticia que los grandes medios repiten afirmando que "los vecinos se oponen a la instalación del Mercado Central en Colegiales", pero que nadie puede afirmar a ciencia cierta que sean "los vecinos de Colegiales" los que se oponen. Que los hay, los hay!!! Son los abonados a los comentarios en las versiones digitales de los diarios que señalan que se les va a llenar de ratas la casa, o que va a haber más basura, o que los camiones destruirán todo a su paso... Aclaremos que nada de eso manifestaron o vociferaron cuando se instalaron en Colegiales Carrefour o Coto.
Hay un activo "medio pelo" al que la sola palabra "Mercado Central" le crispa los nervios, son esos que orgullosos dicen: "vivo en un barrio residencial, no quiero un Mercado Central!!!". Son los que en una reunión del Consejo Consultivo de la Comuna 13 se mostraban desesperados por que sus casas se iban a desvalorizar, imagínense eso de vivir enfrente de una sede del Mercado Central. Ellos prefieren vivir enfrente de un terreno ferroviario en desuso y lleno de basura, un terreno baldío abandonado, antes que tener al Mercado Central enfrente.
La multiplicación de distintas bocas de distribución y comercialización de productos a costos razonables constituye un beneficio para toda la sociedad, contribuye a fijar precios de referencias y obliga a las grandes cadenas multinacionales de distribución y comercialización minorista de alimentos a achicar sus inescupulosos márgenes de ganancias y ofrecer sus productos a precios razonables. En otras palabras, contribuyen a la defensa del bolsillo de todos y todas y desconcentran el comercio minorista.
El Mercado Central en Colegiales constituye una necesidad de todas y todos los porteños y excede una simple cuestión barrial. Lo demuestran CAME y FECOBA asumiendo la defensa de las grandes cadenas de supermercados y, por eso, entre todos y todas tenemos que asumir la defensa de nosotros mismos, de la gente. SÍ AL MERCADO CENTRAL EN COLEGIALES.

martes, 5 de agosto de 2014

EL NIETO RECUPERADO 114, EL NIETO DE ESTELA... "EL AMOR VENCE AL ODIO"


Ya tengo mis 14 nietos conmigo, la silla vacía va a estar con él. Los portaretratos vacíos van a tener su imagen

Él me buscó, se cumplió lo que decíamos las Abuelas: 
"Él nos va a buscar"

Esto es para los que todavía dicen basta, esto es para los que pretenden que olvidemos como si nada hubiera pasado. Es una reparación para él, para nuestra familia y 
para la sociedad en su conjunto. 
Hay que seguir buscando, falta mucho, 
hay Abuelas esperando

sábado, 26 de julio de 2014

LOS NÚMEROS DE MACRI - Ciudad endeudada y deficitaria

La eficiencia del gasto y de la administración de los recursos como pilares fundamentales de una gestión ordenada, ha sido siempre el slogan de la derecha.
Ahora, cuando les toca gobernar parecen borrar con el codo lo que escribieron, ayer nomás, con la mano.
Tal es el caso de Mauricio Macri . Hoy la Ciudad se encuentra fuertemente endeudada, con un cuadro de vencimientos de intereses y amortizaciones muy concentrado en el corto plazo y que para enfrentar su situación financiera debe recurrir al recurso de tomar nueva deuda del modo que sea, en las condiciones que el mercado establezca en su momento.
¿Qué pasó? La Ciudad se endeudó mucho y mal. A pesar de haber pedido créditos por más de 1900 millones de dólares no se hizo ninguna obra transformadora para la Ciudad de Buenos Aires. La Ciudad de Buenos Aires aumentó la deuda externa pública en más de un 300%: pasó de 574 a 1960 millones de dólares con intereses atados al valor de la moneda norteamericana (dollar linked). 


Así las cosas, a finales de 2013 el mismo Mauricio Macri frente a los vencimientos futuros de intereses y amortizaciones de deuda externa sostenía que “El calendario de pago para el Ejercicio 2014 y futuros es perfectamente afrontable con los recursos generados por la ciudad generando, de esta forma, un escenario de sostenibilidad de las políticas públicas”. Sin embargo, durante el presente año solicita a la Legislatura porteña que le autorice el canje de bonos, cuyo vencimiento operaba en el año 2015 y le transfiere a futuros gobiernos una deuda de 475 millones de dólares. Mayor endeudamiento y unos 475 millones de dólares extras para gastar en 2015. En junio de 2014 se aprueba esa nueva ley de endeudamiento (canje de bonos), por 890 millones de dólares. 
En el año 2008, la ciudad tenía 500 millones de dólares en stock deuda, y hoy tiene 1960 millones: la relación entre presupuesto y deuda en el año 2008 era del 11 por ciento, mientras que hoy es del 26 por ciento. 
No sólo la Ciudad se endeuda más, sino que además, los recursos que tiene los gasta mal. La Ciudad gastó más de lo que recaudó en cinco de seis ejercicios de Macri como jefe de Gobierno. El déficit financiero, en 2011, representaba el 3,2% del total de gastos de la ciudad; en 2012, el 4,2%, y el año pasado, el 6,1%. “Este aumento del déficit en 2013 se produjo pese a haber tenido un aumento de la recaudación impositiva del 44% y un aumento de los recursos totales del 42%”.
No sólo la deuda y el gasto público aumentan en la Ciudad, también lo hacen las tarifas reguladas por la Ciudad que crecieron más allá del ritmo inflacionario. Los peajes de autopistas aumentaron un 925%; el subte 543%; la ficha diurna del taxi 255% y la nocturna 326%; y los estacionamientos porteños aumentaron un 281%
¿En qué gasta la gestión de Mauricio Macri? En publicidad oficial. La administración porteña gastó en ese rubro 596 millones de pesos. Cuando Macri asumió como Jefe de Gobierno, en diciembre de 2007, el gasto en publicidad oficial era de 56 millones de pesos, es decir, que se gastaba en publicidad diez veces menos de lo que se gasta hoy, por lo que, el aumento fue de más de 1000% (un mil por ciento).
A veces los números nos marean o nos los muestran para engañaros, pero los números de Macri resultan sumamente elocuentes, vistos claramente y constrastándolos con la ausencia de obras de infraestructura en la Ciudad, reflejan cabalmente que Mauricio Macri no gobierna para la gente y que ha tomado deuda, no por necesidad de obras determinadas sino para disponer de caja.
Endeudamiento, déficit de las cuentas públicas, aumentos desmedidos de tarifas... Todo muy PRO.

martes, 1 de julio de 2014

MUCHO MÁS QUE UN LÍDER



Su pensamiento, simple, sencillo, nacional y popular.

Perón sigue vigente

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