miércoles, 8 de mayo de 2019

Estaba en Recoleta Adiós a un ícono de la corrupción política: demolieron el lujoso petit hotel de María Julia Alsogaray*

La ex polifuncionaria de Carlos Menem había comprado la propiedad de la calle Junín mientras estaba en la función pública con fondos ilícitos.


Del lujoso petit hotel en Recoleta que perteneció a María Julia Alsogaray ya no queda ni la sombra de lo que fue. Las tareas de demolición de la maison avanzaron a toda máquina en los últimos meses y este lunes terminó de ser destruido por completo.
Hasta el pasado viernes, del edificio solo seguían en pie una parte de su otrora preciosa fachada de estilo francés y partes de paredes interiores. Del resto de la construcción, ya nada sobrevivía. Este lunes por la mañana un grupo de operarios con maquinaria terminó de demoler todo. En el frente, en la vereda, ajeno a la destrucción, reverdeció un olmo que hace 10 años lucía muerto.
La demolición hace sospechar que puede ser cierto nomás un rumor que corrió en esa parte de Recoleta durante años. Que existió una puerta secreta que conectaba el petit hotel (ubicado en Junín 1435) con el edificio lindero (Junín 1441), donde Alsogaray había comprado departamentos para sus hijos. Se adivinan vestigios de esa posible abertura, ahora tapiada, en la medianera.
El palacete, de 930,76 metros cuadrados, había sido adquirido por la corrupta ex polifuncionaria menemista en 1991. La propiedad, distribuida en seis plantas, tenía mármoles de Carrara, pisos de roble de Eslavonia, gimnasio, pista de baile y un jardín andaluz.
Los que la recorrieron hace unos años en una inspección judicial recuerdan que en un cuarto de la casona quedaban vestigios de cámaras frigoríficas especialmente acondicionadas para conservar los tapados de piel de Alsogaray, fallecida en 2017 y que había sido sentenciada por enriquecimiento ilícito y administración fraudulenta, entre otros delitos.
María Julia Alsogaray y su hogar ahora tirado abajo fueron íconos de la corrupción menemista. Suena a paradoja, pero al igual que su adquisición en 1991 la demolición del inmueble ahora quedó sospechada de alguna irregularidad.
La ONG "Basta de Demoler" buscó frenar la demolición, pero no lo consiguió por más que una ley establece que toda propiedad construida en la Ciudad antes de 1941 no puede ser tirada abajo, intervenida ni ampliada sin una previa evaluación que determine si la construcción es un patrimonio histórico. Para las autoridades no mereció protección.
"Por sus características debía ser protegida, por eso presentamos el amparo judicial. Había patrimonio histórico que cuidar. Desde lo simbólico parecía predestinado el lugar. Lo adquirieron de manera irregular y fue demolido de manera irregular. Repitieron el mismo proceder", dijo a Clarín el abogado Juan Manuel Di Teodoro, quien representó en la presentación judicial a la entonces comunera Gabriela Castillo.
La mansión, comprada y refaccionada por completo por Alsogaray en 1991, se levantaba en la calle Junín 1435, entre Peña y Pacheco de Melo. 

Un enriquecimiento corrupto

En su libro "María Julia, espejo de la corrupción en la Argentina", el periodista Daniel Santoro cita que en 1988, es decir antes de llegar al gobierno de Carlos Menem, Alsogaray tenía "Un departamento y una cochera en Riobamba 1236; un Mercedes Benz 250, modelo 80, y un Renault 18, modelo 82; participación accionaria en las empresas familiares Cadesym, SAFIP, Pincar y Guandacay; otros bienes por 3.300 dólares".
Agrega Daniel Santoro en su libro: "En cambio, en 1996 su patrimonio había pasado a sumar un departamento en Basavilbaso 1396, una cochera en Junín 1441 y una bóveda en el cementerio de la Recoleta; el petit hotel de Junín 1435, al cual le hizo refacciones por 650.000 dólares y en ese momento tenía un valor de 900.000 dólares; una camioneta 4X4 Nissan Pathfinder y un Fiat Uno modelo 1992; un piano de media cola (17.000 dólares); una mesa para centro de estilo Luis XVI (18.000 dólares); un gran Troumeau (un escritorio antiguo de origen alemán) y apliques de estilo (11.000 dólares), el tapiz francés antiguo (33.000) y dos sillones estilo Luis XVI (8.200)".
En 2009 el petit hotel salió a remate por orden del Tribunal Federal Oral Nº 4 para cubrir los $ 3.179.207,05 que la ex funcionaria de Carlos Menem le adeudaba al Estado por enriquecimiento ilícito.
La tasación oficial de la propiedad, donde aún vivía María Julia Alsogaray, era en ese momento de 5.376.000 pesos (equivalente a 1.407.329 dólares, según la cotización de ese día). En buen romance: salió a remate por dos millones y pico menos de los que en verdad valía.
La periodista de Clarín Silvia Naishtat recorrió cada escalón, cada  ambiente, cada piso de los casi 1.000 metros cuadrados del interior de la maison poco antes de que fuera rematada. Publicó una extensa nota en la edición del diario del 23 de octubre de 2009, en la quedescribía en detalle el lujo en el que vivía María Julia Alsogaray. 

El petit hotel por dentro

Aquí se reproduce aquella nota de Naishtat: 
"El olmo de la puerta es el único árbol seco de Junín al 1.400. Y los dos toldos de la fachada, del que todos reconocen como el petit hotel de María Julia, ayer estaban sucios. Una señal que los dueños, al menos desde hace algún tiempo, ya no mantienen la maison que saldrá a remate el próximo jueves 29 a las 11. Afuera, un grupo se mira de reojo mientras facilita sus documentos a la guardia policial. Nadie suelta prenda, aunque algunos se conocen: son representantes de fondos, inmobiliarias, martilleros y hasta había una arquitecta y un hombre que hablaban en francés, tal vez para despistar. Todos esperan que la inquieta rematadora Luisa Kattah los acompañe al interior para una gira muy cuidadosa. "La señora Alsogaray aún no alcanzó a mudar sus pertenencias", aclara.
Una escalera de mármol conduce al recibidor con un amplio piano de cola y una silla que en si misma es una escultura. El piso es roble de Eslovenia. Dos grabados de Cortazzo, con hombres de levita, adornan las paredes. Hay poca luz pero la sala contigua con pisos en rombo de mármol verde, rosa y gris es luminosa y mira al jardín de estilo andaluz coronado por una fuente.
Una biblioteca que llega hasta el techo alberga los libros del fallecido Alvaro Alsogaray y allí están encuadernados en cuero viejo sus gustos en materia de lectura: varios tomos de la historia y uno de poesías de Mitre, las obras completas de Mallea y muchos estantes con ejemplares sobre Adam Smith.
En el pasillo sorprende un toilet con mármol de Carrara, inmenso jacuzzi y herrajes de bronce. Ese tipo de baño, de unos 50 metros cuadrados, se replicará en cada uno de los cuatro pisos de la casa estilo neoclásico que tiene 80 años y que Alsogaray compró en 1991.
También hay cocinas en cada piso. Para llegar a la primera planta, la escalera es ancha y de mármol. Pero las que van más arriba son angostas. En 1992 María Julia le colocó un ascensor.
Las puertas de los cuartos son laqueadas y en una habitación del primer piso está el escudo de River Plate pintado en una pared que desentona con el papel con motivos búlgaros del resto de las habitaciones. Precisamente en esa planta se destaca el play room con una mesa de billar de estilo, tapada por una sábana.
Una chaise longue es el principal mueble de una habitación de grandes proporciones totalmente espejada. Estamos en el segundo piso y es el vestidor, dice Sandra, que se presenta como "la mucama de la señora". Ella cuenta que en los últimos tiempos hubo que ajustarse y se redujo drásticamente el personal.
"Hay algunas zonas un poco descuidadas. El bombardeo de malas noticias es constante desde hace meses", justifica. El jardín de invierno, que balconea sobre Junín, le da la razón: muestra enredaderas secas y jazmines que, por falta de agua, aún no florecieron. En el gimnasio que sigue hacia la izquierda se adivinanequipos de última generación que están embalados. La sala de estar del tercer piso, con mullida moquette color petróleo tiene una chimenea que parece haber sido usada intensamente este invierno.
Y el baño del tercer piso indica que la dueña desarmó la casa a gran velocidad y ha olvidado algunos objetos. Entre ellos, los peines dorados que posan sobre el vanitory.
El petit hotel tiene 930,76 metros cuadrados y sale con una base de $3.584.000. "Está tasado a casi US$ 1.000 el metro, menos que un modesto departamento de Almagro", observa alguien de la comitiva.
La rematadora cree, sin embargo, que se venderá en US$ 3.000 el metro cuadrado. El asombro viene después, en el cuarto piso, al descubrir que la casa está coronada con un salón de baile de 120 metros cuadrados, pisos de pinotea y boiserie de petiribí. La pista con balcón mira al jardín andaluz: desde arriba se divisan mejor los canteros y las pérgolas con rosas que ya no dan pimpollos. "Aquí sí que se vivieron tiempos felices", suspira la rematadora", cierra Naishtat su crónica.

El remate

El inmueble finalmente fue rematado el 11 de noviembre de 2009 por 3.680.000 pesos (973.000 dólares según el cambio de ese día). Fue adquirido por Ricardo Lurje, quien actuó como apoderado de la empresa Mabaju S.A, aunque hubo sospechas de alguna vinculación con "La Liga", el grupo que compra en remates a precio bajo y luego revende a valor de mercado.
 Aquella fue la primera vez que la Justicia logró recuperar dinero en un caso de corrupción.
En estos años la mansión estuvo desocupada. Aunque era una magnífica construcción de principios del siglo XX, increíblemente para la Ciudad no mereció ningún tipo de protección patrimonial y por eso pudo ser destruida.
El Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales (CAAP) es el ente que se encarga de evaluar qué inmuebles de la Ciudad merecen algún tipo de protección patrimonial. Está integrado por diferentes instituciones, como la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, la Facultad de Arquitectura de la UBA y la Sociedad Central de Arquitectos, pero es presidido por la directora general de Interpretación Urbanística del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad.
Cuando la operación de tirar abajo el petit hotel arrancó, fue frenada por la Justicia por un amparo presentado por el abogado Juan Manuel Di Teodoro por impulso de la comunera Gabriela Castillo. El argumento era que la "lesiva demolición del inmueble se encuentra en curso sin que el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales (CAAP) se haya expedido al respecto. Destacó que ni siquiera consta el ingreso de expediente alguno referido al inmueble en cuestión, tal como lo exige la ley 3.056".
Lo que Di Teodoro y Castillo denunciaban era que la demolición no podía hacerse sin que el CAAP determinase el valor histórico de la construcción.
Ahí lo que saltó fue lo que los denunciantes calificaron de "maliciosa argucia" ya que para el tramite de demolición se presentó una numeración diferente a la del petit hotel.

Sin protección patrimonial

En una nota del CAAP de evaluación patrimonial fechada el 3 de junio de 2014, en el número de orden 47, aparece como que se hizo evaluaciones en Junín 1441, Junín 1443 y Junín 1445. El petit hotel quedaba en Junín 1435.
Dato llamativo: en la destruida fachada hasta este lunes aún podía observarse la placa con el número 1435 que correspondía a la propiedad.
"Lo que trataron fue el pedido de protección patrimonial y de demolición del inmueble de al lado, no el del petit hotel", recordó el abogado Di Teodoro.
En el Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte de la Ciudad, de quien depende la Dirección General de Interpretación Urbanística (la dependencia que preside el CAAP), informaron a Clarín que en esa dirección tienen "registro de dos revisiones del expediente de esta propiedad. La primera es del 4 de febrero de 2014, que desestima que sea beneficiario de cualquier tipo de protección. La segunda es del 27 de diciembre de 2016 que ratifica la anterior y aclara que a pesar de que el acta tuvo error de tipeo de dirección, la propiedad revisada fue la correcta y consideran que no es beneficiaria de protección".
​El petit hotel no consiguió protección alguna, y eso que hay de tres niveles:
  1. Integral, para aquellos cuyo valor de orden histórico y/o arquitectónico los ha constituido en hitos urbanos.
  2. Estructural, para aquellos edificios de carácter singular que por su valor histórico, arquitectónico, urbanístico o simbólico caracterizan su entorno, califican un espacio urbano o son testimonio de la memoria de la comunidad.
  3. Cautelar, para los edificios cuyo valor reconocido es el de constituir la referencia formal y cultural del área, justificar y dar sentido al conjunto.
Sin blindaje legal, la operación para destrozarlo pudo concretarse.
Este lunes, en el frente de la propiedad, hay un cartel de aviso de obra que informa que se trata de una "demolición total" y que la tarea está a cargo de la empresa Rociovial SRL. Nada dice de qué se construirá luego ahí, pero por las dimensiones del lote seguramente será un edificio de departamentos de varios pisos.
El arquitecto Carlos Blanco, miembro de la comisión directiva de "Basta de Demoler", estima que en los últimos 20 años desaparecieron unos 50 petit hoteles en Recoleta.
"El barrio era la cantera de los petit hoteles, era lo que lo caracterizaba, lo que le daba ese aire parisino. Fueron realizados por autores franceses, pero no solo sus planos sino que se traían de Europa las materias primas, maderas, vidrios, mármoles, puertas, para su construcción. Los modelos de acá eran incluso mejor que los de París", explicó Blanco.
María Julia Alsogaray murió el 24 de septiembre de 2017 de un cáncer de páncreas. Tenía 74 años.
El petit hotel que le perteneció fue un ícono de una Buenos Aires que se soñaba europea. También un ícono de la corrupción política. Y cerró su historia como un ícono de la presión de los negocios inmobiliarios.
*Publicado el pasado 06/05/2019 para Clarin.com Política por Carlos Galván

miércoles, 1 de mayo de 2019

El primer 1° de mayo argentino fue en RECOLETA

Bien es sabido que el 1º de mayo de 1886 comenzó en Chicago un movimiento en reclamo de las ocho horas de trabajo. La manifestación fue brutalmente reprimida y terminó con la ejecución de cuatro trabajadores anarquistas, ahorcados tras un proceso irregular el 11 de noviembre de  1887.
Recién en 1889, la Segunda Internacional (organización política internacional formada, también, en 1889 por los partidos socialistas y laboristas con el fin de coordinar sus actividades) decidió instituir el Primero de Mayo como jornada de lucha para perpetuar la memoria de los trabajadores que murieron peleando por una jornada de ocho horas. En el país, la primera conmemoración tuvo lugar el 1º de mayo de 1890.
Fue en Recoleta, en la sede del Prado Español, en Quintana, entre Junín y Ayacucho. Era un predio al aire libre, un escenario milonguero célebre por sus romerías y especialmente por haber sido el primer lugar donde se permitió bailar el tango a parejas compuestas por un hombre y una mujer, y lugar donde más de una velada terminaba con dos guapos batiéndose a duelo de cuchillo.
La reunión se inició a las 3 de la tarde del 1° de mayo y juntó a 2.000 personas, una concurrencia numerosa para la época. Contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes alemanes, italianos, españoles y portugueses. Al día siguiente, los asistentes se enteraron de que habían perdido su jornal “por faltar al trabajo”.
Cuenta Oscar Troncoso en la Revista Panorama, N° 210 de mayo de 1970, que, en esa reunión ‘hablaron varios oradores señalando “las deplorables condiciones de trabajo en todos los gremios” y reclamando la limitación de la jornada a ocho horas. Los diarios comentaron con asombro ese hecho, al que consideraban “extraño a las costumbres del país”. La Nación dijo, por ejemplo, que “había en la reunión poquísimos argentinos, de lo que nos alegramos mucho”. Otro periódico, La Patria, ironizaba porque “todos los oradores hablaron en el sentido de que era necesario que se aumentaran los salarios y se disminuyeran las horas de trabajo, lo que es algo que sobrepasa los límites de los excelente. Más avisado, el cronista de El Nacional, recalcó que en los discursos se observaban “bien dibujadas las diferencias que aquí, como en todas partes, dividen a los obreros en dos grupos: anarquistas y socialistas’.
A partir de entonces, en nuestro país cada primero de mayo los trabajadores tomaron las calles desafiando al poder, recordándole que existían y que no se resignarían a ser una parte del engranaje productivo. La lucha logró la reducción de la jornada laboral, las leyes sociales y la dignificación del trabajador.
A partir de la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1952) la conmemoración del Día del Trabajador alcanzaría una notable importancia, organizándose celebraciones multitudinarias en todo el país. A raíz de las numerosas reivindicaciones obreras logradas por el peronismo, el 1º de mayo se convirtió en un día emblemático: entre las diversas manifestaciones de entonces se destaca la convocatoria de los obreros en la Plaza de Mayo, quienes llegaban en multitud desde temprano para escuchar el discurso del Presidente.

En Argentina el 1° de Mayo es feriado nacional según establece la Ley 21329 de ‘Feriados Nacionales y Días no Laborables’ y fue, vaya paradoja, nada menos que en Recoleta donde comenzó la conmemoración del día del Trabajador .

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