jueves, 21 de noviembre de 2019

EL NORTE ES EL QUE ORDENA



¿Qué pasa en la Ciudad de Buenos Aires que 12 años de gobierno macrista no han sido suficientes? De 15 comunas, el PRO se impuso en 13 y por primera vez en la historia pierde en 2. Parece qué solo para el SUR los 12 años de macrismo (8 de Mauricio Macri y 4 de Horacio Rodríguez Larreta) han sido más que suficientes. ¿Es que acaso la idea de un norte de la Ciudad rico y un sur pobre, tuvieron una impasse de 12 años? Todo ello, pese a lo que se afirma de que el el macrismo, en sus distintas gestiones (desde el 2007 hasta la actualidad), ha tendido a profundizar las diferencias norte-sur.
¿Se trata, quizás, de una revancha histórica? Teniendo en cuenta que desde la federalización de la Ciudad de Buenos Aires, en lo jurídico político no ha habido cambios entre 1880 y 1996. El intendente era designado por el Presidente de la Nación y el Concejo Deliberante elegido por  los habitantes de la Ciudad, se mantuvieron en una convivencia pocas veces armoniosa.
O, como señala Matías Landau  en su libro "Gobernar la Ciudad", debemos bucear en la noción hispánica de vecino las razones del voto porteño. Vecinos, nos recuerda Landau, "eran aquellos que estaban 'afincados' y casados en la Ciudad. A los padres de familia y propietarios se les garantizaba la posibilidad de resolver los asuntos comunes de la vida civil de la Ciudad". Solo a ellos -agregamos desde aquí- mientras que el autor continúa: "los integrantes legítimos del municipio eran quienes pagan sus impuestos al municipio, y como contribuyen a él, debían tener derecho a votar. Ese régimen oligárquico dejó a las grandes masas populares excluidas del gobierno de la Ciudad, solo el 1% de la élite porteña podía elegir concejales".
"En 1930, el 'vecino' es el que tiene pertenencia barrial y permitía distinguir, desde un punto de vista moral, al buen habitante del que no lo era. Ya desde ese momento las autoridades hacían giras para recabar las inquietudes en los barrios. La figura del vecino pierde un poco de su centralidad con el peronismo, y vuelve a recobrar mucha fuerza a fines del siglo XX, cuando irrumpen grandes desigualdades desde el punto de vista urbano y social y el vecino pasa a ser el actor de una democracia de proximidad, con la intervención de programas participativos".
El peronismo viene a democratizar la participación y hace que las demandas populares  de los sectores excluidos se escuchen y obtengan respuestas desde el "Estado de Bienestar". E,so lo aleja de aquella hispánica visión de los vecinos de la Ciudad y, de manera evidente de cara a los resultados electorales, de los vecinos y vecinas que Horacio Rodríguez Larreta sigue interpelando individualmente a través de las visitas a bares o plazas en las que se toma un café con "ellos" (los vecinos") y, como sostiene Matías Landau,"reactualiza bajo nuevas formas una dinámica en la que se resuelven aspectos de la vida civil de manera no conflictiva, dejando la política de lado".
Claro que todo eso es posible con la inestimable colaboración de la especulación inmobiliaria y la generación de una burbuja inmobiliaria qué solo sabe de aumentos y más aumentos del valor de la tierra en la Ciudad. 

En este punto el blog de la inmobiliaria Properati nos da la razón, pero además, nos asiste con datos concretos surgidos de Properati Data que proporciona el mapa de los "Votos Juntos por el Cambio vs. Precio del Suelo" de su informe "¿Cómo influye el valor del suelo en los resultados electorales?".
En el blog de Properati se lee: "Como se observa en los siguientes mapas, en los circuitos donde el valor de las propiedades es más elevado (con un color más oscuro) Juntos por el Cambio tuvo una notable mejor performance que aquellos que presentan menores valores de venta de las propiedades. Y a la inversa, el Frente de Todos obtuvo mejores resultados en aquellos donde las propiedades tienen menores costos".
En el mismo sentido, debemos recordar que uno de los datos de la elección porteña, fue que el macrismo perdió en las Comunas 4 y 8, el sur de nuestra Ciudad. Lo que cabe preguntarnos es ¿Qué características tienen estos barrios y quiénes residen allí que se desmarcan de la noción hispánica de vecino?
Primeramente, vamos a señalar que ambas comunas presentan la mayor cantidad de villas y asentamientos carenciados de la Ciudad, por ende, menor valor del suelo y los territorios que concentran mayores nichos de pobreza.
Un dato relevante: en la Comuna 8 una de cada tres personas reside en una villa o un asentamiento precario y es el territorio que posee la mayor cantidad de viviendas irregulares de toda la Ciudad.
Es también en el Sur de la Ciudad que la mayor parte de la población se ubica en los estratos bajos y medio-bajo (65% en la Comuna 8, 55% en la Comuna 4). Son las poblaciones con el menor promedio de ingresos de toda la Ciudad.
En este punto, Matías Landau nos aporta un más que interesante interrogante, no será que lo que realmente está en discusión es ¿quiénes son y quiénes no los integrantes legítimos de la Ciudad?
A esta altura y con algún esbozo de diagnóstico sobre el voto porteño nos surge otro interrogante más, ¿es el antiperonismo de la Ciudad o son las limitaciones del peronismo para construir en la Ciudad?, ¿Cuál es el problema? 
Las limitaciones del peronismo para construir en la Ciudad han sido reconocidas al proclamar a Matías Lammens como su candidato a Jefe de Gobierno. Pues, para seducir a porteñas y porteñas se buscó un dirigente político que sumara a ciertos sectores progresistas de la Ciudad para tratar de consolidar un proyecto de Ciudad diferente al del PRO.
Sin embargo, y pese a la excelente elección de Lammens como candidato, el peronismo jugó todas sus fichas a nacionalizar una elección que desde 1996 a la fecha es cada vez más local. El peronismo podrá ser alternativa de poder o de gobierno en la Ciudad, cuando no sólo genere un buen candidato local, sino cuando logre su proyecto de Ciudad y lo contraponga al del PRO, ya no basta con la arenga de sumar la Ciudad al Proyecto Nacional, sino un proyecto que dé solución a los problemas de porteños y porteñas. 
El porteño no debe ver al peronismo como su enemigo, porque cuando es así, el Norte es el que ordena.

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