Pasaron las PASO porteñas y la voz del soberano nos dejó bien en claro que luego de 8 años de Mauricio Macri al frente del Gobierno de la Ciudad, el PRO sacó casi un 50% de los votos. No sólo eso, sino que además ganó en todas y cada una de las quince comunas.
También debemos agregar que pese a la prédica constante acerca de la situación del Sur de la Ciudad, el PRO se impuso en aquellas comunas con un promedio de votos por encima del 42%. También lleva entre su lista de legisladores a un dirigente villero, de la villa 20, la lindera al predio que fue tomado en febrero del año pasado y que se denominó "Barrio Papa Francisco". Paradojas de La Ciudad de la Furia.
Son muchas y variadas las razones por las cuales porteños y porteñas ratifican el rumbo de la gestión en nuestra Ciudad. La que más debe preocuparnos es la falta de alternativa seria de gobernabilidad, porque es parte de nuestra responsabilidad construir esa alternativa.
No siempre sacar más votos es sinónimo de buen gobierno pero siempre significa que lograste reunir más voluntades que los demás, es decir, que hay más personas que creen que sos la mejor alternativa, que aquéllas que no lo creen así. No quiere decir esto último que tan solo se trate de un problema de comunicación, sino más bien de una dificultad de interlocución entre votantes y candidatos.
Frente a esta realidad, en la que el PRO ratifica su liderazgo político en la ciudad, el Frente para la Victoria realiza su peor elección si de elecciones a Jefe de Gobierno se trata. Así como es imposible ignorar el caudal de votos macristas, resulta insoslayable que el kirchnerismo ha quedado tercero en las preferencias del pueblo de la Ciudad pese a presentar una variopinto oferta de candidatos en estas PASO.
Entre las varias razones que explican el magro caudal de votos del Frente para la Victoria y, además de no lograr constituirse como una alternativa seria de gobernabilidad, encontramos la falta de construcción política coherente y consecuente, y de liderazgos reales perdurables en el tiempo. Nada más y nada menos que tomarnos en serio el desafío de ser gobierno en nuestro Buenos Aires querido.
Ahora es tiempo de repensar y replantear estrategias electorales. La elección de quién acompañará en la fórmula a Mariano Recalde es una buena oportunidad para ampliar consensos y sumar voluntades. De la misma manera que, tan sólo pensar en Gisela Marziotta como candidata a Vicejefa es retroceder más de diez años en construcción política. Sin caer y sin tan siquiera pensar en clichés machistas, la sola mención de Marziotta como candidata es tirar por la borda un decenio de revalorización y rejerarquización de la política y la militancia política. No desandemos el camino de Néstor Kirchner.
La Ciudad se pinta furiosamente de amarillo y nuestra responsabilidad es comenzar, de una vez y para siempre, la construcción de una fuerza política que se piense como gobierno de la Ciudad desde los porteños para los porteños, en consonancia con el Proyecto Nacional. Es la hora de asumir nuestra responsabilidad.