miércoles, 1 de mayo de 2019

El primer 1° de mayo argentino fue en RECOLETA

Bien es sabido que el 1º de mayo de 1886 comenzó en Chicago un movimiento en reclamo de las ocho horas de trabajo. La manifestación fue brutalmente reprimida y terminó con la ejecución de cuatro trabajadores anarquistas, ahorcados tras un proceso irregular el 11 de noviembre de  1887.
Recién en 1889, la Segunda Internacional (organización política internacional formada, también, en 1889 por los partidos socialistas y laboristas con el fin de coordinar sus actividades) decidió instituir el Primero de Mayo como jornada de lucha para perpetuar la memoria de los trabajadores que murieron peleando por una jornada de ocho horas. En el país, la primera conmemoración tuvo lugar el 1º de mayo de 1890.
Fue en Recoleta, en la sede del Prado Español, en Quintana, entre Junín y Ayacucho. Era un predio al aire libre, un escenario milonguero célebre por sus romerías y especialmente por haber sido el primer lugar donde se permitió bailar el tango a parejas compuestas por un hombre y una mujer, y lugar donde más de una velada terminaba con dos guapos batiéndose a duelo de cuchillo.
La reunión se inició a las 3 de la tarde del 1° de mayo y juntó a 2.000 personas, una concurrencia numerosa para la época. Contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes alemanes, italianos, españoles y portugueses. Al día siguiente, los asistentes se enteraron de que habían perdido su jornal “por faltar al trabajo”.
Cuenta Oscar Troncoso en la Revista Panorama, N° 210 de mayo de 1970, que, en esa reunión ‘hablaron varios oradores señalando “las deplorables condiciones de trabajo en todos los gremios” y reclamando la limitación de la jornada a ocho horas. Los diarios comentaron con asombro ese hecho, al que consideraban “extraño a las costumbres del país”. La Nación dijo, por ejemplo, que “había en la reunión poquísimos argentinos, de lo que nos alegramos mucho”. Otro periódico, La Patria, ironizaba porque “todos los oradores hablaron en el sentido de que era necesario que se aumentaran los salarios y se disminuyeran las horas de trabajo, lo que es algo que sobrepasa los límites de los excelente. Más avisado, el cronista de El Nacional, recalcó que en los discursos se observaban “bien dibujadas las diferencias que aquí, como en todas partes, dividen a los obreros en dos grupos: anarquistas y socialistas’.
A partir de entonces, en nuestro país cada primero de mayo los trabajadores tomaron las calles desafiando al poder, recordándole que existían y que no se resignarían a ser una parte del engranaje productivo. La lucha logró la reducción de la jornada laboral, las leyes sociales y la dignificación del trabajador.
A partir de la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1952) la conmemoración del Día del Trabajador alcanzaría una notable importancia, organizándose celebraciones multitudinarias en todo el país. A raíz de las numerosas reivindicaciones obreras logradas por el peronismo, el 1º de mayo se convirtió en un día emblemático: entre las diversas manifestaciones de entonces se destaca la convocatoria de los obreros en la Plaza de Mayo, quienes llegaban en multitud desde temprano para escuchar el discurso del Presidente.

En Argentina el 1° de Mayo es feriado nacional según establece la Ley 21329 de ‘Feriados Nacionales y Días no Laborables’ y fue, vaya paradoja, nada menos que en Recoleta donde comenzó la conmemoración del día del Trabajador .

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