Hay desde hace unas cuantas semanas una exaltación de la incapacidad o del "no se puede" que no puede dejar de sorprendernos.
Mauricio Macri, convertido en la contracara ideológica del kirchnerismo, está convencido de que su principal virtud a mostrar frente a los argentinos es la de un gobernante que no se puede hacer cargo de sus responsabilidades.
Una situación insólita sólo posible a un férreo blindaje mediático que lo protege y edulcora su imagen como la de alguien a quien no lo dejan hacer.
La falta de aptitud para gobernar, ser ejecutivo, y gestionar la Ciudad de Buenos Aires es disfrazada bajo el ropaje mediático de que sufre constantes ataques por parte del Gobierno Nacional.
Lo cierto es que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está frente a una oportunidad única en la historia de nuestra patria. La Ciudad está frente a la oportunidad de ejercer plenamente su autonomía pero la incapacidad de su gobernante se lo impide. Fue en 1994 que el pedido de porteños y porteñas de poder elegir a sus gobernantes se hizo escuchar y la Convención Nacional Constituyente estableció que la Ciudad de Buenos Aires tendría su gobierno autónomo (Art. 129). En 1996, se reúne la Convención Constituyente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y se da, por primera vez, su Constitución además de aprovechar la reunión soberana para reclamarle a la Nación y las provincias mayor autonomía. Así las cosas, uno de los primeros artículos, el 6º, de la Constitución porteña establece que "Las autoridades constituidas tienen mandato expreso, permanente e irrenunciable del Pueblo de la Ciudad, para que en su nombre y representación agoten en derecho las instancias políticas y judiciales para preservar la autonomía y para cuestionar cualquier norma que limite la establecida en los artículo 129 y concordantes de la Constitución Nacional".
Toda constitución, sea nacional o provincial, constituye un mandato ineludible e inexcusable para los gobernantes, no obstante lo cual, Mauricio Macri se obstina en hacer lo contrario a ella, y a los intereses de la Ciudad, e inicia todo tipo de acciones judiciales y políticas para limitar la autonomía de la Ciudad.
A su incapacidad le suma un accionar ilegal e inconstitucional, Macri es un gobernante que no quiere que la Ciudad se haga cargo de sus obligaciones porque no sabe, no puede, no quiere establecer políticas públicas en transporte, ni en seguridad. Tiene un cuerpo de policía que no puede o no sabe hacer nada, ni siquiera un simple rondín en hospitales, edificios públicos o en las estaciones de subte, sólo sirve para amenazar y amedrentar vendedores ambulantes en Florida. Tiene una empresa del estado, SBASE, que no puede gestionar y administrar los subtes de la Ciudad, sólo sirve para aumentar tarifas y realizar licitaciones para los amigos de Macri.
En la exaltación de la incapacidad, Macri solo quiere arreglar veredas, baches, cambiar de mano a las calles, hacer doble mano otras y convocar a sus amigos para que se hagan cargo de la obra pública. Ese es el modo de gestión PRO, un modo de gestión que maquilla a la Ciudad y no se hace cargo de los problemas reales de los porteños y porteñas.
3 comentarios:
Muy bueno, además de inútil lo de la constitución es lapidario
Le agregaría que solo se acuerda de que debe gobernar para tomar medidas en contra de los pobres, la gente de la calle, los laburantes, los inmigrantes pobres, los docentes, etc.
Y súmenle la plataforma del PRO
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