El pasado lunes 1º de marzo el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Mauricio Macri, inauguró el período ordinario de sesiones de la Legislatura porteña.
En su discurso, Macri admitió que "hay que cosas por mejorar" en su gestión y que "en el camino del hacer, y la necesidad de que las transformaciones sean tan profundas como rápidas, hemos cometido errores, los cuales fueron asumidos con dignidad y corregidos".
Luego hizo menciones a unas decenas de ambulancias compradas y a resaltar que la Policía Metropolitana está en la calle y que eso es un logro de los vecinos.
Fue un discurso breve y, por momentos, aburrido ya que el arte de la lectura y la oratoria no son virtudes del Jefe de Gobierno. Con pocos logros que resaltar de su gestión, Macri volvió a prometer la extensión de la red de subterráneos pese a que en estos dos años no pudo extenderla ni dos cuadras.
En otro tramo de su alocución, Macri sostuvo que "Han pasado dos años de gestión y hemos demostrado con hechos que estamos haciendo una Buenos Aires para todos" pero en estos días asistimos al penoso espectáculo de ver el cierre del hospital oftalmológico Pedro Lagleyze, porque, según informó el Ministerio de Salud porteño, el edificio no está en "condiciones operativas" para atender a los pacientes desde las inundaciones del mes pasado. ¿A eso se refiriría Macri con una Buenos Aires para todos?
Recordemos que una inundación de 2 metros y medio de agua causó que todos los sistemas eléctricos del hospital colapsaran, que haya habido cortocircuitos masivos y haya perligro tanto para el personal como para los pacientes. Macri nada, ahora cierra el hospital.
Negación de la realidad, falta de respuesta a los problemas concretos de la Ciudad y tibia autocrítica constituyeron los pilares del discurso de Macri.
Macri sigue en la nada.
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