Hace unos meses, el Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires, Raul Zaffaroni, presentaba su último libro, "La palabras de los muertos", un replanteo de la criminología académica para pasar a la “criminología cautelar”.
Como toda obra doctrinaria del Dr. Zaffaroni, "La palabras de los muertos" generó una gran expectativa, y las sucesivas presentaciones realizadas por el Juez de la Corte Suprema fueron masivas.
Nos encontramos con un hecho inédito en la historia argentina y, quizás, latinoamericana, un Juez del máximo Tribunal con cierta popularidad y con un enorme prestigio académico que lo convierte en uno de los pocos magistrados de indiscutible merecimiento del cargo que ocupa. También hay que decirlo, es de los miembros de la Corte el que más resistencia ha generado en pequeños sectores ideológicos o económicos pero que ostentan gran poder.
Basta recordar el principio de este siglo, veníamos de una crisis de representación política, del “que se vayan todos”, de los recuerdos del helicóptero de De la Rúa y de los muertos de Plaza de Mayo y, también, de la Corte Suprema adicta, de la “mayoría automática”, de una Justicia que no era ni confiable, ni creíble. Fue en ese marco en el que asumió su presidencia Néstor Kirchner, allá por el 25 de mayo de 2003 y, por cadena nacional, anunciaba el inicio del proceso de juicio político a los integrantes de “mayoría automática” de la Corte designada por Menem. Así, surgieron las renuncias de quienes se sabían indignos ocupantes del máximo Tribunal. Ahí nomás, Kirchner tomó una de sus decisiones más audaces y más transformadoras, primero se autolimitó en sus facultades y propuso un mecanismo de participación popular para conocer los antecedentes de los abogados que se querían designar como jueces, e inmediatamente después propuso a Eugenio Raúl Zaffaroni para cubrir una de las vacantes en la Corte Suprema. Un prestigioso jurista que había patrocinado jurídicamente al despedido Procurador de la Provincia de Santa Cruz cuando él, precisamente Néstor Kirchner, era gobernador. Buscaba devolverle credibilidad popular, nacional e internacional a la Corte Suprema. Sí, Kirchner no buscó una mayoría automática.
La historia posterior es conocida y llegamos a nuestros días en los que el juicio y castigo a los genocidas y represores de la última Dictadura es una realidad, en los que la búsqueda de “las Abuelas” obtiene resultados, en los que se investiga las complicidades civiles para con la Dictadura, en los que se le ponen reglas precisas para democratizar los medios de comunicación y se le pone fin a los monopolios mediáticos.
En ese marco, los operadores jurídicos de los genocidas, de los apropiadores de bebés y de los grupos concentrados de la economía coinciden en señalar al Juez Zaffaroni como un insobornable defensor de los Derechos Humanos y de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. La prensa canalla y los profetas del odio atacan y sin miramientos construyen una realidad virtual en la que son Clarín y La Nación los que señalan a buenos y malos, y, por supuesto, Zaffaroni es de los malos.
Por si fuera poco, en su nueva obra doctrinaria Zaffaroni señalaba y definía conceptualmente a la criminología mediática.
“La criminología mediática es la construcción social de la realidad acerca del fenómeno criminal, que hoy domina en el mundo y condiciona la política, mostrando que el único riesgo físico que corremos es la criminalidad reconstruida como Satán, el enemigo. Cuando se dispone de un enemigo funcional construye la realidad en torno de éste. Bin Laden era bastante funcional. Cuando no hay un enemigo tan ideal, se cae en la delincuencia común, que no es buena, es residual, porque le falta un elemento para ser el Satán ideal, que es el componente conspirativo. La satanización del pibe de barrio marginal no es buena, porque no se les puede atribuir conspiración. En este sentido, Bin Laden era ideal, hecho casi a medida”.
Hoy la prensa canalla condiciona a la política y construye un nuevo enemigo: Zaffaroni. Fontevecchia hace el trabajo sucio para que Magnetto y Van der Koy junto a Saguier hagan el trabajo fino. El primero titula “los puticlubs de Zaffaroni” y los otros hablan y escriben acerca del dilema ético del Juez, TN y C5N replican la noticia y hostigan al Juez para producir su renuncia.
Zaffaroni molesta, le molesta a los poderosos, le molesta a los genocidas, le molesta a los apropiadores de bebés en la Dictadura, le molesta a los uniformados de gatillo fácil, le molesta a los dueños del monopolio mediático que no quieren cumplir con la Ley de Medios. Entonces, hay que ensuciarlo, hay que transformarlo en “el enemigo”.
Muchos temas se han judicializado, algunos ya llegaron a la Corte Suprema y otros van a llegar. La prensa canalla y los profetas del odio desean que Zaffaroni ya no esté en la Corte.
¿Mucha conspiración junta para ser real? Agreguemos un dato más, el abogado que patrocina la denuncia contra Zaffaroni (Vicepresidente de La Alameda) es Mario Ganora, quien fue abogado defensor de Adolfo Silingo, ni mas ni menos que uno de los primeros militares de la última Dictadura que admitió en público, en una entrevista con el periodista Horacio Verbitsky, que se ejecutaron prácticas de Terrorismo de Estado en Argentina. Además confesó ante el juez español Baltasar Garzón haber participado en dos vuelos de la muerte mediante los cuales a muchos prisioneros se los arrojaba al mar con la intención de hacerlos desaparecer.
Esto último no es noticia, claro, ya sabemos como es, ellos repiten una y otra vez la noticia que les interesa y la repiten hasta el hartazgo, esa metodología rinde sus frutos y construye una realidad virtual, o construye un enemigo, es precisamente, la criminología mediática que el mismo Zaffaroni conceptualizaba y denunciaba.
Entonces, ante las falaces informaciones que se han vertido se hace imprescindible que todos manifestemos nuestra total solidaridad para con el Profesor Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, hombre recto e intachable, cuya vasta trayectoria académica en pro de la defensa de los derechos humanos lo ha colocado en los más altos lugares de la Academia, de la Justicia y de la Política. El Profesor Zaffaroni ha sido un ejemplo en la formación con espíritu crítico de las actuales generaciones de criminólogos y penalistas latinoamericanos, y es una de las personalidades más prestigiosas de la región pese a que Clarín, La Nación y Perfil digan lo contrario.
No nos dejemos engañar, la prensa canalla y los profetas del odio buscan disciplinar a la Corte.
No pasarán. Nunca Menos.
4 comentarios:
Muy bueno, lo copio y lo reenvío. Lúcido análisis
Aguante Zaffa!!!
Como que ya no saben que más decir sobre el particular. En cualquier momento aseguran que, muy posiblemente, un arrepentido habría dicho que un supuesto tío de Zaffaroni estuve involucrado en la venta de electrodomésticos robados.
O algo así, ponele.
Cordialmente,
Yo.
Es cierto Niño, cualquier cosa que vaya a suceder será culpa de Zaffaroni
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