domingo, 6 de abril de 2014

DE LINCHAMIENTOS

En los últimos días se ha banalizado la palabra "linchamiento" al punto tal de que casi nadie sostiene que el mismo consituye un delito, que el linchamiento es una conducta reprochable. Muy por el contrario, se escuchan voces que justifican el accionar delictivo de vecinos ante "tanta inseguridad"...
Cuando hay un linchamiento -es necesario repetirlo innumerables veces- estamos frente a una ejecución ilegal por parte de un conjunto de personas hacia un sospechoso de cometer un delito (nada nos asegura que a quien la turba señala como ladrón sea efectivamente un ladrón). Cuando se produce un linchamiento, estamos frente a dos delitos, el de robo, cometido por una persona y el de lesiones graves u homicidio con alevosía cometido por varias personas (linchadores).
Entonces, asistimos a un triste espectáculo mediático que nos retrotrae como sociedad a pensamientos antediluvianos en el que la vida deja de ser un valor y en el que la defensa de la propiedad privada todo lo justifica, todo lo permite.
Hay una repetición inescrupulosa por parte de los medios de comunicación y, en particular, de los canales de noticias del cable, que nos van inoculando el odio de la violencia segundo a segundo. El mismo robo, el mismo supuesto ladrón liberado, el mismo linchamiento y el testimonio justificatorio de los linchadores son pasados dos veces por hora como mínimo. Uno prende el televisor al mediodía o a las 9 de la noche y la escena y los testimonios se repiten, son los mismos y son presentados como el aumento de la violencia y de la inseguridad. 
Podríamos sintetizar el accionar de los medios de comunicación en la difusión de una información producida de forma concertada y publicada de manera reiterativa a través de uno o más medios con un propósito determinado. Con esto decimos que no es inocente esa reiteración, que con esa reiteración está buscando un objetivo. En este caso el de instalar y que todos repitamos que vivimos en una sociedad violenta. Muchos televidentes o avezados lectores de algunos medios gráficos terminan creyéndolo.
La referencia a los medios de comunicación tiene que ver con que los linchamientos no son acciones individuales, sino que son colectivos y dependen de las presiones sociales (por ej. instalación del miedo).
A todo esto, tenemos que sumarle las columnas de opinión y las editoriales de medios gráficos y orales que utilizan la metodología del "sí, pero..." Ellos dicen condenar los linchamientos pero señalan que hay políticos y jueces más preocupados por los derechos de los delincuentes o hablan de un estado de indefensión, hartazgo o desesperación de algunos de los linchadores. Ahí se ven reflejados cobardes partícipes de turbas linchadoras que, anonimato mediante, arremeten a patadas a supuestos delincuentes.
No faltaron a este espectáculo políticos oportunistas que buscan mejorar su imagen ante el electorado hablando de jueces, puertas giratorias y justicia por mano propia. No inventaron nada, ya lo tuvimos a Ruckauf y su "hay que meter bala".
Una sociedad no puede, ni debe, afrontar el debate sobre la seguridad ciudadana si primero no condena y repudia los linchamientos o los actos de venganza colectiva o la mal llamada "justicia por mano propia". Tenemos que reafirmar claramente que no queremos una sociedad de asesinos en masa, de turbas violentas y homicidas, que busquen eliminar a supuestos delincuentes. Tenemos que reafirmar que queremos una sociedad en la que nadie desprecie la vida de nadie.
Después sí, disctutamos acerca de los jueces que liberan detenidos por teléfono (tal como lo señaló el Ministro de Seguridad de la Ciudad, Guillermo Montenegro - PRO -), de Fiscales que no se hacen presentes en el lugar de los hechos, del tiempo que le lleva a un ciudadano común atestiguar en casa de delito in fraganti, de la comunmente llamada puerta giratoria para pungas y arrebatadores, de Jueces corruptos y leyes procesales obsoletas.
Pero mientras no maduremos como sociedad y usemos a la seguridad como trampolín de aspiraciones políticas y no dudemos en mentir e inventar supuestos, tal como lo hace el inescrupuloso Sergio Massa, no podremos debatir la seguridad ciudadana ni los instrumentos necesarios para garantizarla (reforma judicial, reforma de códigos pocesales obsoletos, reforma de las fuerzas de seguridad, etc.).
No celebremos la muerte, vamos por la vida.

1 comentario:

peter dijo...

... cada sociedad es madura para el tiempo que vive ...

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