sábado, 27 de noviembre de 2010

Néstor Kirchner, tres legados y un mandato*

Kirchner liquidó el fin de la ideologías, el pensamiento único y el simple márketing electoral en su versión criolla.

Seguramente con el correr de los años, se podrá hacer un balance del significado de Néstor Kirchner en la historia de nuestro país. Sin embargo, apenas despejado en parte el impacto, la consternación y el dolor por su muerte, aparecen al menos tres grandes legados de su vida política. Resultantes claros, “duros”, indubitables, si tenemos en cuenta que, sobre 27 años de recuperada la democracia, Néstor Kirchner tuvo siete de protagonismo a nivel nacional. Legados en y para la política, en y para la vida institucional, en y para el sentido de la Historia de la Patria.
En primer lugar, haber recuperado para la política el carácter de herramienta de transformación en función de ideas y valores que, a su vez, representan y proyectan intereses concretos explicitados como tales. Kirchner liquidó el “fin de la ideologías”, “el pensamiento único” y el simple “márketing electoral” en su versión criolla. Reinstaló la idea de praxis, conjunción de teoría y práctica, desde lo más alto de la conducción del Estado. Si Perón fue “el primer trabajador”, Néstor fue el primer militante. En esa lucha en función de ideas que él mismo sintetizó, afirmando que no había llegado a la Casa de Gobierno para dejar en la puerta sus convicciones, recompuso el campo popular, disgregado y fragmentado hasta 2003. Para ello, recondujo al Peronismo a su matriz y cauce originario, abandonado durante el Menemato. Sin apelar demagógica y reiteradamente al General y Evita, orientó su conducción en la implementación actualizada de la independencia económica, la soberanía política y la justicia social. Política pública privilegiada: producción y empleo. Sujeto social principal: la clase trabajadora. Del mismo modo y sin ideologismos banales recuperó a las fuerzas de izquierda o centro izquierda, extraviadas a su vez en el desastre de la Alianza o el consignismo hueco y la intrascendencia meramente testimonial. Este legado excede a los propios. A los adversarios y enemigos los desafía a sacarse las máscaras, asumir sus ideas y explicitar los intereses que defienden.
El segundo legado es la relegitimación de la democracia y de los tres poderes del Estado. Legitimidad institucional que se había ido perdiendo entre 1983 y el estallido de diciembre de 2001. En efecto, los poderes públicos constitucionales habían retrocedido frente a los poderes fácticos y corporativos privados que fueron condicionando primero y definiendo después la agenda y la orientación de Poder Ejecutivo, Parlamento y Corte Suprema. Producto de ello fue la pérdida casi absoluta de la legitimidad social de las principales instituciones de la República. La acción de Néstor nos dejó a todos los argentinos un Ejecutivo que decide e implementa políticas públicas nacionales e internacionales con plena soberanía política. Un Congreso que debate y sanciona leyes trascendentes, nunca de ajuste, nunca resignando derechos, nunca de entrega del patrimonio nacional. Siempre ensanchando lo posible, ampliando y universalizando garantías, estimulando la producción, el empleo y la inclusión social. Una Corte Suprema independiente y de incuestionable prestigio jurídico. Cualquiera que hoy ostenta un cargo público podrá ser bien o mal evaluado por sus acciones y sus ideas, pero ya no es automática y sistemáticamente sospechado y repudiado por aquel pueblo que hace pocos años reclamaba “que se vayan todos”. El poder democrático vale hoy más que el poder del dinero.
El tercer legado es haber recuperado la autoestima colectiva, el sentido de pertenencia a una nación y la capacidad popular de librar batallas y triunfar en ellas. Es un legado que abarca décadas hacia atrás y hacia delante de nuestro presente, que adquiere su real dimensión a la luz de la derrota popular, la masacre y la destrucción operada durante la última dictadura militar. La memoria, la verdad y la justicia fueron y son un bálsamo para el dolor sufrido. Pero recobrar la esperanza en la victoria para la causa nacional y popular es ir reparando el daño más profundo, el de generaciones de padres que no pudieron imaginar y sentir que brindaban a sus hijos una vida digna y un futuro mejor. Hoy la historia social de la Patria vuelve a orientarse hacia adelante y hacia arriba en igualdad, en oportunidades, en derechos, en creatividad, en horizontes individuales y colectivos.
Afortunadamente, Kirchner edificó estos legados junto a su compañera, nuestra presidenta Cristina Fernández. Y ella está ahí, firme al comando, redoblando esfuerzos, así como siempre frente a la adversidad o los ataques redobló apuestas cruciales para el proyecto.
Néstor sí nos dejó a todos nosotros el mandato de completar la tarea inconclusa de construcción de la gran fuerza política que defienda, profundice y sobre todo, torne irreversible los logros alcanzados y los por venir si el país sostiene el rumbo por décadas.
Disponemos de todo lo necesario. Realizaciones indiscutibles, claridad en la agenda pendiente, un “relato” consistente, actores políticos, sociales, generacionales, culturales y técnicos en cantidad y calidad, con un compromiso creciente.
Dependerá de nuestra capacidad avanzar, sin prisa pero sin pausa, en la conformación de un gran frente nacional y popular, unificado en liderazgo y programa, eficazmente desplegado en organizaciones capaces de abrirse a la participación activa y cotidiana de todos aquellos que ocuparon, para quedarse en ella, la escena pública: con enorme alegría en la fiesta del Bicentenario, con infinita tristeza en la despedida del líder.
Insidiosamente algunos enemigos afirmaron que a Néstor Kirchner lo mató su enorme voluntad de poder. Zonzos, diría Jauretche. Los compañeros sabemos que entregó su vida mostrándonos el poder de la voluntad. Con esa voluntad, que él tozudamente practicó, cumpliremos la misión que nos encomendó.

por FERNANDO MELILLO

2 comentarios:

DIDÍ dijo...

Un mes sin Néstor. El significado de su gestión en la reflexión y el análisis del compañero Fernando Melillo. Sin dudas, un gran homenaje.

Néstor Dulce dijo...

EL CASORIO Y LA LUNA DE MIEL DE MACRI. sexo, drogas y rock and roll.
EJ de Sexo: mensajes de texto entre la Awada y su madre después de la noche de bodas: "Ma' en la cama fuimos un desastre" "No te preocupes,nena. A la larga uno se acostumbr ...a a todo" "A la larga, sí ...pero a la corta, no"
Ej de drogas y rock: q Mauri se haya tragado el bigote sólo por el exceso de estupefacientes se explica. Como el hecho de q Santilli se haya comido los muñequitos de la torta. Fue al baño a defecar y, al verlo, Larreta le pregunta: "¿Falta mucho para q salgan los novios?" "Eso es lo q yo quisiera saber" Sin embargo, la policía metropolitana para cubrir a su jefe explicó: "En un allanamiento en el hotel donde se hospedaban los Redonditos, q unos días antes dieron un recital, se confiscaron 100 kgs de marihuana ... en la mesita de luz del indio Solari. Y por orden del juez se incineró en los campos del tío de Macri donde se realizaba la fiesta ..."
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