Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente.
Nada grande se puede hacer con la tristeza."
Entre vuelos fugaces, Buenos Aires se ve tan susceptible, me veras volar por la CIUDAD DE LA FURIA , donde nadie sabe de mí, y yo ya soy parte de todos. Nada cambiará con un aviso, es el destino de furia lo que en sus caras persiste
"Hoy no podría haber una catástrofe igual, una de la de las dimensiones de Cromagnon en la ciudad", dijo a LA NACION el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, justo cuando daba comienzo el juicio oral por los chicos muertos en el incendio de Cromagnon. Un poco de soberbia, quizás, otro poco de demagogia diferenciadora de Ibarra, un poco de proselitismo cuando los medios sólo hablaban del comienzo del final del juicio.
Unos meses después, el titular de la Agencia de Control de la Ciudad afirmaba que "Nunca podría garantizar que no vaya a ocurrir una desgracia como la de Cromagnon en otro boliche de la Capital", según lo relata la Tribuna de Doctrina en el día de ayer. Así es, Federico Young contradice al Jefe de Gobierno y se sincera ante diversos medios periodísticos.
Macri sostenía lo que la lógica indica. Si un Jefe de Gobierno (Aníbal Ibarra) fue destituido por no haber evitado la tragedia de Cromagnon, resulta obvio que él (Mauricio Macri) tiene que sostener que es imposible que algo similar suceda durante su gestión al frente del Gobierno de la Ciudad.
Ahora bien, Federico Young no puede escupir para arriba, como vulgarmente se dice. Es él, quien debe controlar que no suceda un episodio similar al de Cromagnon, por eso, no garantiza que no vaya a suceder una desgracia como aquella. Él sabe de lo que habla.
Una primera e indubitable conclusión es que en la Ciudad de Buenos Aires no hay controles, que todo sigue igual, que Macri modificó una vez más la estructura del Gobierno para controlar pero que esos controles no son suficientes.
Parece que las muertes de Cromagnon no sirvieron para que todos tomemos conciencia de lo que pasa en esta Ciudad.
Lo de Cromagnon era evitable. Nada justifica un Estado ausente, ni funcionarios corruptos, ni siquiera una bengala funge de justificativo. Lo cierto es que cualquiera de estos días podemos despertar escuchando gritos y sirenas y nuevamente, lamentaremos que todo haya cambiado para que todo siga igual.
Mientras tanto, los porteños, ¿a quién le creemos?